Que una serie tenga risas enlatadas no la convierte automáticamente
en Dos hombres y medio. La CBS, cadena viejuna por excelencia,
es experta en este tipo de sitcoms multicámara clásicas que
se ruedan en un plató de cartón con público en directo, y lo
cierto es que en su programación aún hay cosas salvables:
Cómo conocí a vuestra madre, la
madurita interesante
Cómo conocí a
vuestra madre lleva tanto tiempo
siendo la apestada de la parrilla de muchos seriéfilos que ya cuesta
recordar los tiempos en los que se la consideraba la mejor comedia en
emisión. Llegaron Parks & Recreation,
Modern Family y
Community, y poco a
poco le fueron quitando el puesto. Pero los juegos temporales de la
historia de Ted Mosby, que en su momento habían fascinado a la
audiencia, ahora parecen ser el exponente del tedio. Y la verdad es
que me sorprende, porque para llevar ocho años en antena, creo que
la serie se mantiene bastante fresca.
Obviamente,
Barney Stinson está muy quemado, y no es para menos, pero el resto
de personajes aún están en forma. No me importa quién es la madre,
es decir, me da igual quién será la actriz que la interprete. Lo
único que sé es que Cobie Smulders está más inspirada que nunca y
los guionistas le dan últimamente más cancha, lo que es motivo de
celebración; Marshall y Lily me siguen pareciendo entrañables y me
divierte su vida de padres primerizos; y, por supuesto, me gusta cómo
juegan con el tiempo (ya sea viajando al pasado, al futuro, o
intercambiándolos) en cualquier episodio para contarnos algo, me
hace gracia la censura que Ted hace en su narración y, en general,
me entretiene. Es, de hecho, uno de los mejores ejemplos actuales de
que unas risas enlatadas no determinan la calidad de una serie.
The Big Bang Theory,
la cansada evolución de los frikis
Su
compañera de cadena y de desventuras es The Big Bang
Theory. La de Sheldon Cooper es
ahora mismo la serie más vista de la parrilla america. No quiero
seguir haciendo de abogado del diablo, pues a esta se le nota más el
desgaste, pero si la sigo viendo no es por inercia, sino porque el
duo cómico que forman Sheldon y Penny sigue dando grandes momentos
en la mayoría de episodios y las referencias frikis/científicas aún
le dan un toque distintivo. El problema es que todo lo demás suele
fallar. A Amy, el personaje de Mayim Bialik, por fin lo han perfilado
bien, pero Bernadette no solo no funciona en absoluto, sino que
lastra a Howard por completo. Además, últimamente parece que los
episodios carecen de motor y son simplemente una sucesión de
escenas. Las tramas que hacen de hilo conductor son demasiado pobres
o tontas.
2 Broke Girls,
lo que la CBS se olvidó de censurar
Y,
por último, toca hablar de la más joven de las tres. 2
Broke Girls afrontaba su segundo
año en CBS con el riesgo de cansar al espectador una vez pasado el
factor novedad. La química de Kat Dennings y Beth Behrs ya sabemos
que funciona, pero los guiones podían empezar a repetirse. ¿La
solución? Convertirse en algo aún más bestia. Si en la primera
temporada hablaban abiertamente de corridas y vaginas, ahora ni
siquiera el sexo anal es un tabú a la hora de abordarlo
explícitamente. De hecho, el episodio de los amish tiene escenas que
bien podrían ser el arranque de una película porno.
Lo
gracioso es que todo este humor escatológico y sexual basado en
vómitos y masturbaciones, por básico que sea, está tan bien traído
que uno no puede hacer otra cosa que partirse de risa. Y, además,
hay un punto entrañable entre la relación de las dos protagonistas,
cada vez más cerca de conseguir su sueño de abrir una tienda de
cupcakes, que hace que esta sitcom,
más simple que el mecanismo de un botijo, sea muy satisfactoria.
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