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lunes, 24 de diciembre de 2012

Las 20 películas del año (Parte II)

Y aquí llega la segunda mitad de mi Top20 cinéfilo del año, que por cierto está hecho habiendo visto sólo lo que las distribuidoras españolas y YIFY-Torrents me han dejado. Probablemente cuando vea Zero Dark ThirtyLos Miserables¡Rompe Ralph!Django DesencadenadoSilver Lingings Playbook piense que se merecían un hueco en este ránking. 



Al principio me pareció una sucesión de WTFs muy divertida; cuando vi por dónde iba creí que iba a ser una gafapastada pretenciosa; y, tras darle vueltas a lo que es (básicamente una oda a la interpretación y al trabajo de ese actor que se dedica al cine por el placer que supone sumergirse en la vida de un personaje), empecé a apreciarla. A ratos es fascinante y a ratos desagradable de ver, y no todos entrarán en su premisa, pero desde luego merece mucho la pena echarle un vistazo. Denis Lavant hace una de las interpretaciones del año.



¿Toros? ¿Peinetas? Sí, el trailer de esta revisión muda y en blanco y negro del cuento de los hermanos Grimm ambientada en la España de los años 20 no auguraba nada bueno. Y lo mas sorprendente de todo es que es buenísima. Emotiva, a ratos cruel (el cuento, bien mirado, también lo era) y muy divertida gracias a los enanitos toreros y a una madrastra interpretada por una Maribel Verdú que se luce en cada escena. Si The Artist era un gran homenaje al cine clásico, ésta además tiene un argumento muy consistente.



Este thriller noruego puede que no invente la pólvora, pero si ha tenido tanto éxito a nivel internacional es porque está muy bien hecho. Headhunters es una eterna huida hacia adelante que consigue contagiar la desesperación y el agobio de su protagonista al espectador, permitiéndose meter un par de giros en la trama que al menos yo no vi venir. Lo más curioso, además, es que lo hace todo sin tomarse nada en serio a sí misma (las técnicas de camuflaje del protagonista son de risa). Una combinación casi redonda de acción, tensión y humor.



Una de las películas independientes más llamativas del año. Como Extraterrestre, la premisa de ciencia ficción con la que arranca es solo una excusa, aunque en este caso, en lugar de para hacer comedia (que también la hay), para tratar temas muy humanos como la necesidad de compañía y comprensión, la búsqueda de nuestro lugar en el mundo y la conexión entre dos personas. Steve Carell y Keira Knightley tienen una química extraña pero creíble. Ya hemos visto mil películas en las que la humanidad sobrevive al apocalipsis, pero ninguna en la que todo el mundo asuma a la vez la muerte.

6. Amor


La vejez, la enfermedad y la perspectiva de la muerte se han tratado cientos de veces, pero nunca de forma tan cruda, tierna y efectiva como lo hace Haneke en esta película. Amor hace más honor a su nombre que la mayoría de los billones de obras artísticas que emplean esta palabra en su título. Porque además de miedo y frustración, la cinta es puro amor. De ese que no muere y persiste cuando la adversidad da la espalda. Todos los premios que le entreguen a Emmanuelle Riva este año serán pocos. #TeamHaneke.



Ang Lee hace un trabajo titánico en la dirección de esta adaptación de la novela de Yann Matel. La vida de Pi es un cuento mágico que te absorbe por completo, que habla de la fe sin imponerla y juega con la dualidad entre realidad y ficción (un tema recurrente en este 2012) para contarnos que a veces poco importa cuál sea la verdad. Un entretenimiento de primer nivel -que no renuncia a la profundidad- y toda una experiencia para los sentidos que no es fácil de olvidar. Ese viaje hacia las profundidades marinas a través de los ojos de Richard Parker es sin duda una de las escenas más majestuosas del año.



Y hablando de trabajos titánicos, aquí tenemos el de J.A. Bayona tratando de recrear el tsunami que azotó el Índico en 2004. Algunas voces acusan a la película de manipuladora, aunque personalmente creo que no había otra forma de contar la historia de esta familia; también se ha dicho que es una vergüenza su “visión supremacista”, pero es obvio que el objetivo no era reflejar la tragedia en su totalidad –y las escenas finales, cargadas de una triste ironía, desmontan estos argumentos–. Lo Imposible es terrorífica, desgarradora y muy potente a nivel emocional. No hay elogios suficientes para el trabajo de Naomi Watts y Tom Holland (toda una revelación), y seguramente encabezaría esta lista si no fuera porque la mitad protagonizada por Ewan McGregor es bastante más forzada.




Esta película fue rodada en apenas 14 días. Normal, por otro lado, cuando lo único que hacía falta era una cabaña y tres actores. ¡Y qué actores! Emily Blunt, Rosemarie DeWitt y el camaleónico Mark Duplass (vi casi seguidas esta película y Safety not guaranteed sin darme cuenta de que las protagonizaba el mismo actor) hacen un trabajo impresionante recreando personas de carne y hueso con las que personalmente logré una conexión descomunal. Es una historia de amor muy pequeña, pero con conflictos de gran repercusión y bastante dolorosa. Verosímil, sincera y muy interesante.




Frankenweenie de Tim Burton jugaba con el terror y planteaba una historia simpática, pero ParaNorman (me niego a llamarla por el inexplicable título español), que a priori tiene un tono parecido, va mucho más allá. Sin dejar de ser una película dirigida a niños, se dedica a reírse de los tópicos del cine de terror y (también y más importante) de muchos comportamientos absurdos de la sociedad desde la óptica de un niño. El protagonista tiene además una personalidad trabajada (no es el típico niño friki sin amigos) y los secundarios tienen un carisma innegable. El humor de la película no es simplemente de sonrisas, sino de carcajada limpia (el personaje de la hermana es desternillante), y me parece muy interesante que tenga tan pocos tabúes. La película de animación del año y también la comedia del año.



Hay muchos motivos por los que En la casa me parece la mejor película del 2012. Tuve la suerte de poder disfrutar de la obra de teatro antes de verla, y me parece que la película, a pesar de ser más explicativa que el material original, le añade ciertos matices a la historia consiguiendo que sea mucho más oscura y perturbadora, lo que hace que su grandeza no sea sólo mérito de una obra previa. Como Holy Motors y La vida de Pi, esta película juega con la realidad y la ficción tejiendo una telaraña en la que es imposible determinar en qué punto acaba una y empieza otra. Cada uno de los secundarios tiene una personalidad que permite tocar muchísimos temas, todos mirados desde el prisma de un protagonista que no tiene importancia en sí mismo sino en la medida que su presencia afecta a los que le rodean. La relación que entabla con su profesor, que sabe que el juego en el que está participando no puede derivar en nada bueno pero sigue adelante, es bajo mi punto de vista lo más estimulante que ha dado el cine este año. En la casa me agobió, me provocó risas nerviosas, me implicó, me dejó sin aliento y me dio ganas de aplaudir. Todo junto.

sábado, 20 de octubre de 2012

El amargo cuento de Berger

Nota: Si esta entrada tiene un tono más formal o pretencioso del que suelo utilizar para el blog es sobre todo porque está hecha para un trabajo de clase. No me lo tengáis en cuenta.

Pablo Berger llevaba siete años gestando un proyecto cinematográfico muy personal que consistía en adaptar a la gran pantalla Blancanieves, el clásico cuento de los hermanos Grimm, dotándolo de ciertas particularidades que hicieran del proyecto algo verdaderamente especial: la rodaría en blanco y negro, ambientaría la historia en la España de los años 20, eliminaría el componente fantástico y los siete enanitos serían un grupo de toreros ambulantes. Sacar un proyecto como este adelante no es fácil, pues pocos quieren invertir en una película con tan poca proyección comercial, así que no ha sido hasta 2012 que Blancanieves ha podido llegar a nuestras pantallas. Lo hace cubierta de gloria, con el favor de la crítica en el Festival de Toronto, varios premios en la Zinemaldia de San Sebastián y siendo la seleccionada por la Academia Española de Cine para representar a nuestro país en la próxima edición de los Oscar.

Sin embargo, llega en mitad de un año duro, y no solo porque los datos de asistencia al cine están siendo nefastos (y menos mal que ha llegado Lo Imposible para salvar los muebles), sino también porque es nada menos que la tercera película que adapta la historia de Blancanieves este año. Lo han hecho ya Tarsem Singh, con su colorista parodia en Mirror Mirror, y Rupert Sanders, con la artificialmente épica Blancanieves y la leyenda del cazador. Las dos han sido vapuleadas por los críticos, pero su mera existencia ya contribuye a la saturación de los espectadores. Por si esto fuera poco, la Blancanieves de Berger llega un año después de que The Artist, otra película muda y en blanco y negro, haya arrasado en los premios Oscar. Y si bien la película de Michel Hazanavicius puede haber abierto la veda para que los espectadores se animen a darle una oportunidad al cine mudo, también da lugar a que los menos informados piensen que el director se ha subido al carro tratando de repetir el éxito.

Lo anterior puede obstaculizar el recorrido de Blancanieves en la carrera por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, donde los rivales a batir son Amour de Michael Haneke e Intocable, la cinta francesa que ha arrasado en medio mundo; pero si la película de Berger finalmente fracasa no será por su falta de calidad. En taquilla está funcionando moderadamente bien para el tipo de producción del que estamos hablando, y es comprensible, porque la cinta brilla con luz propia. Blancanieves está repleta de guiños al cine mudo de los años 20, lo que contentará al sector más "gafapasta", pero además trasciende el mero homenaje contando una historia agridulce y muy entretenida: tras morir su abuela, que la cuidaba, la pequeña Carmen no tiene más remedio que irse a vivir con su padre y Encarna, una malvada enfermera que se casó con éste para heredar su fortuna. Su madrastra le hará la vida imposible, tratándola como una esclava y sometiéndola a una cruel tortura psicológica, mientras que su enfermo padre poco podrá hacer para impedirlo.

La película profundiza en la relación entre Blancanieves y su madrastra a un nivel nunca visto, y relata con todo lujo de detalles la crueldad de Encarna. Maribel Verdú está fantástica interpretando un personaje muy caricaturesco, odioso pero al mismo tiempo muy divertido, mientras que Sofía Oria y Macarena García, que interpretan a Carmen en las diferentes etapas de su vida, se han presentado como auténticas revelaciones que tendrán mucho que decir en el futuro del panorama cinematográfico español. Además, Blancanieves utiliza numerosos elementos del folclore y la tradición propios de la época, reflejando con muchísimo acierto la sociedad española de los 20 en la figura de los siete enanitos toreros, que sirven de contrapunto cómico a la amargura del resto del relato y contribuyen a que el ritmo de la película sea tan bueno.

La fotografía, por su lado, es muy elegante y sabe aprovechar los recursos del 4:3 y el blanco y negro al máximo. Junto a una banda sonora excelente, conforman una película redonda, rematada por una escena final grandiosa. Y es que Blancanieves está a un nivel tan alto que no merece la pena compararla con el resto de adaptaciones del cuento que se han hecho este año. Y al compararla con The Artist -aunque no debería hacerse- no palidece lo más mínimo. Hay de hecho quienes consideran que la supera.