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martes, 19 de marzo de 2013

Unos apuntes sobre 'Girls'


No quiero analizar Girls demasiado a fondo porque estoy seguro de que hay muchos temas de fondo que se me han escapado, pero sí hay varias cosas de las que he querido hablar a lo largo de la temporada y he ido posponiendo hasta el final. A continuación, unos apuntes (menos breves de lo que quería) sobre la segunda temporada sin spoilers.

- Espero que los que llevan toda la segunda temporada de Girls quejándose de que Lena Dunham se exhiba desnuda de manera gratuita y en ocasiones casi forzada en todos los episodios sean conscientes de que tienen buena parte de la culpa. A lo largo de la primera temporada, aunque Dunham no tuvo reparos en ningún momento a la hora de enseñarnos cualquier parte de su cuerpo, no lo hizo de manera abusiva ni excesiva como sí ha pasado este año, y aun así se la criticó por ello, pues por lo visto al no estar buena no tenía derecho a enseñar las tetas en la HBO. Obviamente, es una de las críticas más estúpidas que se le pueden hacer a su serie (de la que yo me declaro muy fan ya de entrada), y consciente de ello se propuso que la viéramos sin ropa de todas las maneras posibles, como una especie de broma interna que sirviera de puñetazo en la cara a aquellos que expresaron en voz alta que sus kilos de más les hacían daño a la vista. La escena que ejemplifica esto de manera más clara es la que abre el episodio 2x07, Video Games, en la que a Hannah le entra un apretón y tiene que mear junto a las vías del tren. Es una escena innecesaria (aunque muy graciosa), que no tiene nada que ver con el resto del episodio y cuya única función es decirnos que si no queremos verle el culo dejemos de ver su serie, pero que no le exijamos que se tape porque no tenemos derecho.

- Además, su personaje ha despertado este año un odio casi generalizado que se ha resaltado como una crítica negativa a la serie. Y sí, Hannah es caprichosa, indecisa, egoísta, narcisista y ególatra, pero si algo me gusta sobre todo de Girls es que no pretende que la queramos (ni a ella ni a ningún otro personaje) a pesar de sus defectos, sino simplemente que entendamos que nosotros también somos así en mayor o menor medida. En este sentido Girls es mucho más respetable que por ejemplo Mad Men, donde Don Draper es una figura casi celestial a la que debemos admirar pese a su actitud y su comportamiento despreciable. Obviamente, que un personaje sea odioso (o que todos lo sean) no reduce la calidad de una serie; si acaso es un motivo muy razonable para no aguantarla o dejar de verla (algo que hoy en día no se lleva).

- Personalmente, el aspecto que más me interesaba de esta temporada era la relación entre Marnie y Hannah y el desgaste que venía sufriendo. Sin embargo, en el último episodio de la temporada apenas le dan importancia a este aspecto (le dedican una escena que, sí, es muy buena, pero que no me sacia), y lo más triste es que parece que a los propios personajes les parece algo secundario. También me gustó el camino que parecía que Adam estaba tomando en los últimos capítulos, algo que han eliminado de un plumazo en el final de temporada en favor del “final feliz”. En resumen, que esta temporada ha tenido episodios indiviuales brillantes (One man's trash y Video Games especialmente), ha abierto tramas que apuntaban maneras y ha sido muy deprimente (en el buen sentido de la palabra, pues con pocas series alcanzo tal nivel de empatía), pero ha cortado por lo sano con un final que tiene un tono muy distinto y que se antoja ligeramente forzado. Ah, y pese a que muchos dicen que ha dejado de lado la comedia definitivamente, a mí me ha sacado al menos una carcajada en cada episodio de este año.

- Shoshanna como personaje principal NO funciona. Su personalidad es tan límite (estaba concebida desde un primer momento como secundaria) que cuando pasa a un primer plano y sus tramas adquieren un tono más dramático me resulta cargante.

- Girls es una de las pocas series actuales en las que los únicos impulsos que mueven a los personajes son los sentimientos. En otras juegan un papel importante la ambición y el poder, pero las situaciones de Girls son tan comunes que es muy fácil sentirse identificado y no es raro que al hablar de ella acabemos diciendo también mucho de nosotros mismos. Asegurar que comprendemos perfectamente a personajes tan imperfectos y patéticos da hasta un poco de vergüenza. Pero, como he dicho ya alguna vez, quien no haya sido nunca tan egoísta como ellos que tire la primera piedra.

El final de temporada, por cierto, se me pasó volando (en mi cabeza duró cinco minutos). Estos diez meses de espera se van a hacer insoportables.

jueves, 14 de marzo de 2013

¡Qué fácil soy!

Soy un espectador fácil, y cada vez me doy más cuenta de ello. Por si la cantidad de series que sigo a la semana no fuese ya una prueba matemática de esto, últimamente ciertos detalles en las series que sigo me han hecho darme cuenta de que da igual lo previsibles, forzadas o facilonas que puedan llegar a ser de vez en cuando, que disfruto como un enano cuando lo son.


(Spoilers hasta el 2x09) En los últimos episodios emitidos de Girls, el personaje de Hannah no atraviesa por un buen momento. Se encuentra completamente sola y, además, ha aflorado en ella un trastorno obsesivo compulsivo que muchos han tachado de innecesario. Probablemente lo sea, y había métodos más sutiles para mostrarnos su sentimiento de abandono, pero funciona, igual que funcionó esa llamada telefónica que intercambiaron ella y Marnie. Y es que Girls lleva varias semanas doliendo de lo cercana que es (y todo esto sin dejar de ser una comedia).


Muchos no lo entenderán, pero estoy poniéndome al día con Elementary y pasándomelo realmente bien con ella. La adaptación (muy) libre de las novelas de Conan Doyle puede haberse subido al carro del éxito de Sherlock, pero no tiene nada que ver con ésta y las comparaciones se hacen cansinas. Elementary es una nueva Castle, aunque bastante mejor. Los casos no están mal, y me gusta lo cuidada que está la fotografía, pero si por algo sigo con ella es por la relación entre Sherlock y Joan. Jonny Lee Miller y Lucy Liu están geniales en sus papeles y, aunque ya sabemos el camino que tarde o temprano recorrerán, los pequeños momentos que comparten en los episodios ya hacen que el resto merezca la pena.


Tres cuartos de lo mismo me pasa con The Americans, aunque esta está varios peldaños por encima. En mi opinión, el mejor estreno de lo que llevamos de temporada. Puede que las tramas no sean todo lo tensas que podrían (aunque el sexto episodio mejoró mucho en ese aspecto y esperemos que sigan por ahí), pero la trama familiar está francamente bien, y Matthew Rhys y Keri Russell también. La relación de desconfianza doméstica y diaria de este falso matrimonio de espías encubiertos está dejando grandes momentos, pese a que muchos sean de manual.


Matthew Perry está insoportable en Go On a ratos, en eso estamos de acuerdo, pero la serie de este grupo de autoayuda es tan entrañable que soy incapaz de dejarla. Y es cierto que no siempre es carcajeante (casi nunca, de hecho) y que algunos personajes son lamentables, pero se ponen en grupo a hacer cualquier idiotez y me tienen ganado. Además, las apariciones de Lauren Graham y (próximamente) de Courteney Cox, más por lo que significan que por cómo las llevan a cabo, son también ejemplos de esos momentos facilones que me ganan como espectador.


Los personajes de Glee han dado tantas vueltas sobre sí mismos que poco sentido se puede esperar ya de ella -¡como si alguna vez lo hubiera tenido!-, pero aparte de la locura que es en sí misma tiene números musicales geniales que no aportan nada a la trama pero son entretenidos de ver. No se puede decir lo mismo de Smash, que llegó el año pasado prometiendo ser buena y no lo fue, pero que al menos era muy risible. Ahora simplemente es un coñazo.

Y ejemplos de series que no tienen el mejor guión del mundo pero lo compensan a base de momentazos hay muchos más. Homeland y Dexter, por ejemplo, pero de esas no voy a volver a hablar para no repetirme.

martes, 15 de enero de 2013

Lena Dunham VS. la CIA

El domingo, cuando los Globos de Oro anunciaron sus flamantes ganadoras en las categorías de televisión, Twitter se incendió. Girls y Homeland, que, guste o no, han sido dos de las series de las que más se ha hablado este año con su primera y segunda temporada, respectivamente, fueron las afortunadas, y las quejas me parecen incomprensibles, sobre todo si tenemos en cuenta que, además de que los premios estaban cantadísimos y no ha habido sorpresas, los votantes de los Globos de Oro no ven la televisión. Se comenta incluso que en el momento de cerrarse las votaciones de los miembros, Django Unchained no había hecho ningún pase y aun así la película de Tarantino rascó cinco nominaciones. Si esto ocurre en cine, ¿qué no pasará con las series, a las que dan mucha menos importancia? El hecho de que Connie Briton, Hayden Panettiere y The Newsroom estuvieran nominadas (las dos primeras porque su serie fue el estreno de otoño mejor recibido por los críticos y la segunda por el nombre de su creador) ya daba pistas de por dónde iban los tiros, algo que se confirmó con el premio a Don Cheadle. No le veo sentido a enfurecerse por unos premios que han demostrado en contadas ocasiones tener nula credibilidad y cuyo único objetivo es reunir al mayor número de famosos de cine y televisión posible para ponerlos a beber juntos y que veinte millones los vean desde sus casas. Un poco de filosofía no vendría mal.


Dicho esto, Homeland me ha seguido pareciendo una gran serie en su segunda temporada, y aprovecho para comentarla un poco. Ya dije cuando arrancó la temporada que admiraba la manera en la que se estaban desarrollando las cosas, sin dar pie al aburrimiento y con un montón de giros que en ningún momento se volvían demasiado inverosímiles (si obviamos el hecho de que Carrie está loquísima, desobedece por norma cualquier orden que se le da y aun así la siguen dejando trabajar en la CIA). Esta segunda temporada ha explotado aún más a Saul –Mandy Patinkin ha estado genial, y el personaje se ha convertido en alguien muy entrañable a la par que enigmático– y a la familia de Brody. A Dana, la mejor adolescente televisiva del momento (a pesar de que media humanidad la odia), le ha tocado sufrir más de lo que me gustaría, pero Morgan Saylor ha estado a la altura, descubriéndose como una actriz muy solvente. También Morena Baccarin tuvo un par de escenas que le permitieron lucirse, y por supuesto Claire Danes y Damian Lewis siguen arrolladores en sus papeles. Me sorprende mucho, de hecho, que el Emmy de Lewis haya sido de lo más criticado de la noche, cuando me parece que no solo hace un trabajo magnífico, sino que además esta temporada le ha supuesto un reto interpretativo mayor que la primera. Sí, hemos tenido que suspender la incredulidad un par de veces, pero Homeland ha sido una de las series más emocionantes de este otoño, y puestos a criticar su victoria, yo prefiero criticar las ausencias (Mad Men y The Good Wife en beneficio de The Newsroom y Downton Abbey).


Y Girls no ha levantado menos polémica. Justo el domingo volvió con una segunda temporada que HBO adelantó visto el buzz generado. Lena Dunham es la mujer de moda entre un sector muy reducido de la población, algo que le ha bastado para copar portadas y escribir libros. Que haya gente odie su serie es más comprensible, porque la mayoría de sus personajes son insoportables sobre el papel y la clave para conectar con ella es ver en uno mismo muchos de los “defectos” de los personajes. Quien no haya sido tan egoísta como Marnie que tire la primera piedra. La serie ha vuelto como se fue, con Zosia Mamet robando escenas, Allison Williams iluminando la pantalla y Hannah haciendo gala de sus manías más irritantes. Y quien asegura que no es una comedia porque no provoca carcajadas creo que todavía no ha captado el tono de la serie, que ridiculiza a sus protagonistas el 90% del tiempo. Mentiría si digo, de todas formas, que el regreso me ha parecido algo del otro mundo: “It's about time” es más bien un episodio de transición que flaquea bastante al estar la vida de los personajes tan estancada. Supongo que tardaremos un tiempo en adaptarnos a los nuevos arcos argumentales (lástima que las temporadas sean tan cortas), pero no dudo que episodios mucho más épicos y momentos cargados de vergüenza ajena están a la vuelta de la esquina.

Por mi parte, poco que reprochar a los Globos televisivos este año (aunque les odie por seguir aumentando el ego de Benn Affleck en las categorías de cine).

martes, 19 de junio de 2012

El plan de Lena Dunham


El domingo acabó en HBO Girls, uno de los estrenos que ha dado más que hablar esta midseason. Lo hizo con un episodio atípico, desconcertante, divertido, dramático a ratos y en cierto modo realista. En otras palabras, Girls se despidió al mismo nivel al que ha estado durante estos diez primeros episodios de apenas media hora, que se han hecho francamente cortos. Un buen nivel. Y os lo dice alguien que al principio era bastante escéptico.

Mientras que hubo quien supo ver desde el primer momento la genialidad de un producto diferente y realista a la par que ácido, a mí el piloto de la comedia creada, protagonizada, producida y guionizada por Lena Dunham (que es algo así como la nueva Tina Fey o el nuevo Louis C.K.) me dejó tan indiferente como suelen hacerlo los pilotos de la HBO. Sin embargo, la corta duración hizo fácil el darle una segunda oportunidad (como me pasó con la difunta How To Make It In America) y pude ver cómo el segundo episodio, con sus bromas sobre abortos y con los primeros trazos que definirían a los secundarios, aumentaba su calidad exponencialmente.

Molestó desde el primer momento que Hannah, la protagonista, declarara que quería ser la voz de su generación, porque en cierto modo identificamos personaje con creadora, y pensamos que es lo que Lena Dunham pretendía. Y no íbamos muy desencaminados, para qué engañarnos: el tono cómico y que no sea una serie especialmente cara no quita que Girls sea un proyecto ambicioso. Detrás del absurdo y de varias frases geniales se encuentra la intención real de retratar a una generación, la de aquellos que no saben exactamente qué quieren hacer con su vida y cómo van a conseguirlo.

Los personajes, por otro lado, lo tenían todo para caer mal: Hannah, la protagonsita, es tan narcisista que cree que un relato que ha escrito en diez minutos en el autobús es digno de ser escuchado y aplaudido y que diez páginas de su proyecto de libro deberían ser suficiente aval para que sus padres la sigan manteniendo un par de años mientras lo termina. Marnie, la segunda en discordia, es egoísta y piensa que sus problemas son mas complejos y por tanto requieren más atención que los del resto. Adam se nos presentó como poco menos que un depravado sexual. Jessa, como una inconsciente bipolar que no necesita más de un segundo para tomar una decisión importante. Y Shoshanna, llena de inseguridades, podía ser verdaderamente insoportable cuando se ponía a hablar sin parar de cosas en las que ni ella misma creía, pero que había leído en libros de autoayuda.

Sin embargo, el buen guión que ha salido de las manos de Lena Dunham ha hecho que todos acaben cayéndonos bien en mayor o menor medida. Dunham, de hecho, ha sido muy inteligente dibujando su personaje principal como alguien torpe, sometido a humillaciones y vejaciones prácticamente en todos los episodios (y ella no ha tenido miedo al ridículo a la hora de interpretarlo), de tal manera que es difícil tacharla de egocéntrica a pesar de que Hannah roba minutos y minutos de los episodios mientras que Jessa y Shoshanna, con mucho potencial, quedaban reducidas a meros alivios cómicos. Por eso, aunque es cierto que ella ha acabado siendo el personaje más antipático, a ratos parece que Girls debiera llamarse en realidad Hannah.

Es uno de los pocos fallos que se le pueden achacar a unos guiones que, a través de las frases autocompasivas de Marnie (“Sometimes being inside my own head is so exhausting that it makes me cry”) y Hannah (“So any mean thing someone's gonna think of to say about me? I've already said to me, about me, probably in the last half hour”), el relativismo moral de Adam y Jessa y la obsesividad de Shoshanna, han sabido representar y parodiar de manera ácida a una generación perdida y llena de inseguridades sin que los que pertenecemos a ésta no sintamos ofendidos, sino más bien identificados. Por eso, no se puede hablar de Girls como una serie pretenciosa, sino como una ficción ambiciosa que consigue lo que pretende. Lena Dunham se cree muy guay, y da rabia, pero no podemos reprochárselo, porque casi siempre lo es.

miércoles, 6 de junio de 2012

Meme: Despidiendo la temporada 2011/12


Ahora que ya veo la televisión a ritmo USA, puedo hacer una de las cosas que más envidia me daba años atrás de los blogs seriéfilos: ¡memes! Como este año Adri no se ha animado a lanzar uno para despedir la temporada, LiPooh ha tenido a bien reciclar el que propuso el año pasado, y otros blogueros hemos decidido seguirle, así que ahí va mi repaso a lo que ha dado de sí la temporada 2011/12.

La novata que nunca debió existir: Smash. No ya porque la serie sea mala, sino porque todas las discusiones en torno a ella han sido tan insoportables que la NBC nos habría hecho un favor si hubiera apostado por cualquier otra serie para que fuera su gran éxito de la temporada.

La que ha perdido fuelle: The Big Bang Theory empezó la temporada muy centrada y bastante más divertida que otros años, pero con el paso de los episodios la pereza que me daba ponerme a ver el capítulo semanal iba en aumento y aún tengo los cinco o seis últimos episodios pendientes. Este verano me los quitaré de encima.

La que sigues con más pasión: La temporada ha tenido altibajos y no ha brillado tanto como las anteriores, pero Fringe sigue planteando temas muy interesantes. Además, han sabido enderezar bastante las cosas en su recta final y solucionar los pocos fallos que yo le vi. Ahora que los personajes vuelven en parte a ser quienes eran, sigue siendo mi favorita, y sufro pensando que en diciembre se nos acaba.

La gran decepción: Bones, casi como The Big Bang Theory, empezó fuerte este año con un par de episodios potentes. La nueva “dinámica” de los protagonistas apuntaba maneras, pero al final ha acabado teniendo muchísimos episodios aburridos, con alguno más inspirado a mitad de la temporada. Pero todo bastante olvidable.

La que te ha sorprendido gratamente: 2 Broke Girls. Será una comedia chorra y simple como el mecanismo de un botijo, pero me río a carcajadas con ella. Y mira que los guiones son siempre iguales (dobles sentidos sexuales, humor escatológico...), pero la química entre las dos protagonistas es genial, y los secundarios han ido mejorando bastante.

La que te llamaba mucho pero no seguiste con ella: Vi los primeros siete episodios de Homeland y me parecieron magníficos. Sobre todo el séptimo, el último que vi, que no dejaba muy claro por dónde iba a ir la serie a partir de ese momento. Por eso no entiendo cómo no he terminado de verla todavía para poder unirme a aquellos que dicen que es el mejor estreno del año. Los cinco últimos capítulos son una de mis prioridades veraniegas. Y Alcatraz no sería lo que se esperaba de ella, pero era un procedimental entretenido con un tono muy interesante, y también la dejé a cinco episodios del final.

La cansina: Glee ha sido bastante insoportable este año. Como siempre, vamos, pero en peor. Mención especial a momentos vergonzantes como el milagro de Quinn o el episodio en el que decidieron cantar en español y eligieron grandes éxitos de nuestra cultura como La cucaracha y Bamboleo. Pero bueno, además de irritante, también sirve para echarse una risas con sus WTF? No me voy a quejar mucho cuando la sigo viendo (y una pequeña parte de mí la disfruta).

La miniserie: The Fades tiene un final abierto muy dañino, pero en realidad cierra casi todas las tramas que plantea en sus seis únicos episodios. Me duele menos engañarme a mi mismo tomándomela como una miniserie que como una primera temporada con mucho potencial. Mención aparte a otra joya británica, la perturbante Black Mirror.

La que no pensabas que te gustaría: American Horror Story. Ryan Murphy no es una referencia muy fiable (véase Glee), pero su perturbada cabeza puede producir grandeza pura en géneros como el terror. Mucha demencia que acaba convirtiéndose en un drama consistente (quién lo diría), cientos de homenajes al cine de terror (y a Bitelchús) y Evan Peters y Taissa Farmiga, a los que espero ver en muchos papeles a partir de ahora, en un reparto capitaneado por Jessica Lange, que brilla con luz propia.

La nueva serie que recomiendas: Once Upon a Time puede ser ñoña e infantil a ratos, lo admito, pero las vueltas de tuerca a los cuentos infantiles me han tenido enganchado todo el año, y la recta final de infarto que ha tenido ha sido de lo mejor de la temporada, en mi opinión. Aunque claro, para alabarla como es debido hay que olvidarse de la protagonista, una madre coraje de mentira obsesionada con muchas ideas preconcebidas.

La que sigue en buena forma: The Good Wife sigue siendo uno de los dramas más consistentes, elegantes, bien escritos e interpretados de la televisión. A lo mejor este año no ha sido tan trepidante como el pasado, pero la genialidad, el subtexto y las ganas de aplaudir han seguido estando ahí en cada escena. Emmy para la serie (a mejor drama y mejor comedia) y Emmy para Christine Baransky.

Una nueva con buena pinta: Este verano, The Newsroom, la nueva de Aaron Sorkin, es una cita ineludible. Y ya en otoño habrá que estar atentos a Last Resort, uno de los estrenos que mejor pinta tienen. En trailer anticipa una intriga muy bien conseguida. Y mi lado mamarracho está deseando reencontrarse con Terry O'Quinn y Vanessa Williams en esa especie de American Horror Story de saldo que parece que va a ser 666 Park Avenue.

La cancelación que has maldecido: The Fades. Me repito, pero es que era muy grande.

Ese cliffhanger malo para tu manicura: La recta final mediocre que ha tenido Revenge se nos ha olvidado a todos con ese pedazo de final de temporada. Han dejado 93501857 frentes abiertos.

Un momento para llorar: El Wonderful! Wonderful! con el que nos despedimos de Karen McCluskey en Mujeres Desesperadas. Y que Kathryn Joosten haya fallecido dos semanas después contribuye a que el momento sea incluso más mítico. DEP.

Un momento para reír: La season finale de Cougar Town ha estado sembrada. El momento “I've tried the wine before and... not a big fan” creo que no se me va a olvidar nunca. Y saber qué se hace en caso de empate en las elecciones de Pawnee confirma que a Parks & Recreation no hay comedia que le tosa, salvo Modern Family a veces (“Algún día, tus fans trabajarán para mis fans”).

Una escena memorable: La ducha de Girls. Aunque bueno, en el mismo episodio Marnie y Jessa protagonizan otro momentazo.

El rey de la serie: Aunque Schmidt haya sido para muchos el personaje revelación de la temporada, para mí, Nick Miller es, con perdón de Zooey Deschanel, el rey de New Girl.

#yoconfieso: que vi los dos últimos episodios de House saltándome unos cuantos de los anteriores porque la octava temporada se me estaba haciendo muy cuesta arriba. Pero a mí me gustó mucho el final de la serie, bastante más que al resto de la blogosfera, por lo que he leído.

Tú sobras: Tom de Parks & Recreation y Declan de Revenge deben morir. Entre terribles sufrimientos.

La nueva serie que no veré ni loco: Nunca digas nunca, pero muy bien se tiene que hablar de 1600 Penn y de Malibu Country para que me anime a verlas.

And I will always love you: Olivia Dunham, FBI. Espero que Anna Torv aparezca en todos los episodios de la última temporada, señores de Fringe. Y sí, es una amenaza.