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miércoles, 6 de junio de 2012

Meme: Despidiendo la temporada 2011/12


Ahora que ya veo la televisión a ritmo USA, puedo hacer una de las cosas que más envidia me daba años atrás de los blogs seriéfilos: ¡memes! Como este año Adri no se ha animado a lanzar uno para despedir la temporada, LiPooh ha tenido a bien reciclar el que propuso el año pasado, y otros blogueros hemos decidido seguirle, así que ahí va mi repaso a lo que ha dado de sí la temporada 2011/12.

La novata que nunca debió existir: Smash. No ya porque la serie sea mala, sino porque todas las discusiones en torno a ella han sido tan insoportables que la NBC nos habría hecho un favor si hubiera apostado por cualquier otra serie para que fuera su gran éxito de la temporada.

La que ha perdido fuelle: The Big Bang Theory empezó la temporada muy centrada y bastante más divertida que otros años, pero con el paso de los episodios la pereza que me daba ponerme a ver el capítulo semanal iba en aumento y aún tengo los cinco o seis últimos episodios pendientes. Este verano me los quitaré de encima.

La que sigues con más pasión: La temporada ha tenido altibajos y no ha brillado tanto como las anteriores, pero Fringe sigue planteando temas muy interesantes. Además, han sabido enderezar bastante las cosas en su recta final y solucionar los pocos fallos que yo le vi. Ahora que los personajes vuelven en parte a ser quienes eran, sigue siendo mi favorita, y sufro pensando que en diciembre se nos acaba.

La gran decepción: Bones, casi como The Big Bang Theory, empezó fuerte este año con un par de episodios potentes. La nueva “dinámica” de los protagonistas apuntaba maneras, pero al final ha acabado teniendo muchísimos episodios aburridos, con alguno más inspirado a mitad de la temporada. Pero todo bastante olvidable.

La que te ha sorprendido gratamente: 2 Broke Girls. Será una comedia chorra y simple como el mecanismo de un botijo, pero me río a carcajadas con ella. Y mira que los guiones son siempre iguales (dobles sentidos sexuales, humor escatológico...), pero la química entre las dos protagonistas es genial, y los secundarios han ido mejorando bastante.

La que te llamaba mucho pero no seguiste con ella: Vi los primeros siete episodios de Homeland y me parecieron magníficos. Sobre todo el séptimo, el último que vi, que no dejaba muy claro por dónde iba a ir la serie a partir de ese momento. Por eso no entiendo cómo no he terminado de verla todavía para poder unirme a aquellos que dicen que es el mejor estreno del año. Los cinco últimos capítulos son una de mis prioridades veraniegas. Y Alcatraz no sería lo que se esperaba de ella, pero era un procedimental entretenido con un tono muy interesante, y también la dejé a cinco episodios del final.

La cansina: Glee ha sido bastante insoportable este año. Como siempre, vamos, pero en peor. Mención especial a momentos vergonzantes como el milagro de Quinn o el episodio en el que decidieron cantar en español y eligieron grandes éxitos de nuestra cultura como La cucaracha y Bamboleo. Pero bueno, además de irritante, también sirve para echarse una risas con sus WTF? No me voy a quejar mucho cuando la sigo viendo (y una pequeña parte de mí la disfruta).

La miniserie: The Fades tiene un final abierto muy dañino, pero en realidad cierra casi todas las tramas que plantea en sus seis únicos episodios. Me duele menos engañarme a mi mismo tomándomela como una miniserie que como una primera temporada con mucho potencial. Mención aparte a otra joya británica, la perturbante Black Mirror.

La que no pensabas que te gustaría: American Horror Story. Ryan Murphy no es una referencia muy fiable (véase Glee), pero su perturbada cabeza puede producir grandeza pura en géneros como el terror. Mucha demencia que acaba convirtiéndose en un drama consistente (quién lo diría), cientos de homenajes al cine de terror (y a Bitelchús) y Evan Peters y Taissa Farmiga, a los que espero ver en muchos papeles a partir de ahora, en un reparto capitaneado por Jessica Lange, que brilla con luz propia.

La nueva serie que recomiendas: Once Upon a Time puede ser ñoña e infantil a ratos, lo admito, pero las vueltas de tuerca a los cuentos infantiles me han tenido enganchado todo el año, y la recta final de infarto que ha tenido ha sido de lo mejor de la temporada, en mi opinión. Aunque claro, para alabarla como es debido hay que olvidarse de la protagonista, una madre coraje de mentira obsesionada con muchas ideas preconcebidas.

La que sigue en buena forma: The Good Wife sigue siendo uno de los dramas más consistentes, elegantes, bien escritos e interpretados de la televisión. A lo mejor este año no ha sido tan trepidante como el pasado, pero la genialidad, el subtexto y las ganas de aplaudir han seguido estando ahí en cada escena. Emmy para la serie (a mejor drama y mejor comedia) y Emmy para Christine Baransky.

Una nueva con buena pinta: Este verano, The Newsroom, la nueva de Aaron Sorkin, es una cita ineludible. Y ya en otoño habrá que estar atentos a Last Resort, uno de los estrenos que mejor pinta tienen. En trailer anticipa una intriga muy bien conseguida. Y mi lado mamarracho está deseando reencontrarse con Terry O'Quinn y Vanessa Williams en esa especie de American Horror Story de saldo que parece que va a ser 666 Park Avenue.

La cancelación que has maldecido: The Fades. Me repito, pero es que era muy grande.

Ese cliffhanger malo para tu manicura: La recta final mediocre que ha tenido Revenge se nos ha olvidado a todos con ese pedazo de final de temporada. Han dejado 93501857 frentes abiertos.

Un momento para llorar: El Wonderful! Wonderful! con el que nos despedimos de Karen McCluskey en Mujeres Desesperadas. Y que Kathryn Joosten haya fallecido dos semanas después contribuye a que el momento sea incluso más mítico. DEP.

Un momento para reír: La season finale de Cougar Town ha estado sembrada. El momento “I've tried the wine before and... not a big fan” creo que no se me va a olvidar nunca. Y saber qué se hace en caso de empate en las elecciones de Pawnee confirma que a Parks & Recreation no hay comedia que le tosa, salvo Modern Family a veces (“Algún día, tus fans trabajarán para mis fans”).

Una escena memorable: La ducha de Girls. Aunque bueno, en el mismo episodio Marnie y Jessa protagonizan otro momentazo.

El rey de la serie: Aunque Schmidt haya sido para muchos el personaje revelación de la temporada, para mí, Nick Miller es, con perdón de Zooey Deschanel, el rey de New Girl.

#yoconfieso: que vi los dos últimos episodios de House saltándome unos cuantos de los anteriores porque la octava temporada se me estaba haciendo muy cuesta arriba. Pero a mí me gustó mucho el final de la serie, bastante más que al resto de la blogosfera, por lo que he leído.

Tú sobras: Tom de Parks & Recreation y Declan de Revenge deben morir. Entre terribles sufrimientos.

La nueva serie que no veré ni loco: Nunca digas nunca, pero muy bien se tiene que hablar de 1600 Penn y de Malibu Country para que me anime a verlas.

And I will always love you: Olivia Dunham, FBI. Espero que Anna Torv aparezca en todos los episodios de la última temporada, señores de Fringe. Y sí, es una amenaza.

domingo, 27 de mayo de 2012

El lamento de los desvanecidos


Lo reconozco: no le di a The Fades la oportunidad que merecía en su momento, sobre todo porque su existencia paso bastante desapercibida cuando se estrenó allá por septiembre. Sin embargo, este drama adolescente de BBC Three, ya cancelado con tan sólo seis episodios, se acaba de estrenar en España de la mano de Syfy, con una potente campaña promocional que ha hecho que me pique la curiosidad. Y la ficción, que no por nada opta a ganar el BAFTA a la mejor serie dramática del año, ha resultado ser muchísimo más que una propuesta interesante.

La serie se centra en Paul, un adolescente marginado que vive en un hogar disfuncional y que pasa la mayor parte del tiempo con su amigo Mac, un freak de cuidado que se comunica mediante referencias a pelis, cómics o videojuegos. Paul comienza a tener pesadillas que le atormentan sobre el fin del mundo y descubre que puede ver a unas extrañas criaturas llamadas fades (desvanecidos), muertos que no consiguieron ascender al cielo y están atrapados en la tierra sin poder tocar ni ser vistos por nadie. No tarda en conocer a Neil, que le revela que es un Angélico, y que los fades están tratando de rebelarse para volver a la vida, por lo que tienen que detenerlos.

Natalie Dormer, una de las protagonistas, cuando presentó la serie aquí en España, comentaba que lo mejor de ésta era que creaba una mitología totalmente nueva: los fades no son vampiros, ni fantasmas, ni zombies, y el espectador no conoce las reglas del juego, que se le van revelando conforme pasan los primeros episodios. Estoy hasta cierto punto de acuerdo, y diría que no es lo más original que podemos encontrar en The Fades. Al escuchar la premisa, e incluso tras ver los dos primeros episodios, los más flojos, los espectadores pensamos que The Fades será la típica ficción en la que un joven con poderes tiene que compaginar su vida “normal” con la lucha clandestina por salvar el mundo. Y a partir del tercer episodio rompe todos nuestros esquemas mostrando que es algo totalmente diferente.

Pero no sólo merece la pena por lo distinto de su dinámica. Los fades pueden ser en cierto modo un híbrido de otras muchas criaturas clásicas de la literatura, pero están creados con pinceladas de originalidad que le permiten a la serie plantear ciertos dilemas morales e incluir escenas de fuerte carga dramática en mitad de la locura que se desata en la segunda mitad de la serie. Si empieza mezclando con efectividad comedia, terror y toques de realismo, en la recta final los giros se suceden sin perder la credibilidad y los personajes van adquiriendo una ambigüedad moral que hace que The Fades sea todavía más estimulante.

Se dice a menudo que lo más importante en una ficción no son las respuestas que da, sino las preguntas que plantea, y The Fades sirve de ejemplo, puesto que no se limita a entretenernos con ciencia ficción. En vez de eso, explota al máximo sus posibilidades: la figura del fade es mucho más interesante que la del fantasma en cuanto a qué refleja de manera más cruda la agonía y la injusticia que supone la muerte, y solo por eso y por el humor tan retorcido que a veces se gasta es recomendable. Las escenas de terror consiguen dan verdadero miedo y el final, aunque deja un cliffhanger importante, resuelve casi todas las tramas de la temporada.

Actualización: Finalmente, The Fades ha ganado esta tarde el BAFTA a mejor serie dramática, mientras que otras series mucho más populares por estas tierras como Downton Abbey, Sherlock y Doctor Who no han llegado a estar ni nominadas. Esto es una garantía de calidad, pero también un resquicio microscópico de esperanza. A ver si la BBC se plantea “descancelarla”.