Lo reconozco: no le di a
The Fades la
oportunidad que merecía en su momento, sobre todo porque su
existencia paso bastante desapercibida cuando se estrenó allá por
septiembre. Sin embargo, este drama adolescente de BBC Three, ya
cancelado con tan sólo seis episodios, se acaba de estrenar en
España de la mano de Syfy, con una potente campaña promocional que
ha hecho que me pique la curiosidad. Y la ficción, que no por nada
opta a ganar el BAFTA a la mejor serie dramática del año, ha
resultado ser muchísimo más que una propuesta interesante.
La
serie se centra en Paul, un adolescente marginado que vive en un
hogar disfuncional y que pasa la mayor parte del tiempo con su amigo
Mac, un freak de
cuidado que se comunica mediante referencias a pelis, cómics o
videojuegos. Paul comienza a tener pesadillas que le atormentan sobre
el fin del mundo y descubre que puede ver a unas extrañas criaturas
llamadas fades (desvanecidos),
muertos que no consiguieron ascender al cielo y están atrapados en
la tierra sin poder tocar ni ser vistos por nadie. No tarda en
conocer a Neil, que le revela que es un Angélico, y que los fades
están tratando de rebelarse
para volver a la vida, por lo que tienen que detenerlos.
Natalie Dormer, una de las protagonistas, cuando presentó la serie aquí en
España, comentaba que lo mejor de ésta era que creaba una mitología
totalmente nueva: los fades
no son vampiros, ni fantasmas, ni zombies, y el espectador no conoce
las reglas del juego, que se le van revelando conforme pasan los
primeros episodios. Estoy hasta cierto punto de acuerdo, y diría que
no es lo más original que podemos encontrar en The Fades.
Al escuchar la premisa, e incluso tras ver los dos primeros
episodios, los más flojos, los espectadores pensamos que The
Fades será la típica ficción
en la que un joven con poderes tiene que compaginar su vida “normal”
con la lucha clandestina por salvar el mundo. Y a partir del tercer
episodio rompe todos nuestros esquemas mostrando que es algo
totalmente diferente.
Pero
no sólo merece la pena por lo distinto de su dinámica. Los fades
pueden ser en cierto modo un híbrido de otras muchas criaturas
clásicas de la literatura, pero están creados con pinceladas de
originalidad que le permiten a la serie plantear ciertos dilemas
morales e incluir escenas de fuerte carga dramática en mitad de la
locura que se desata en la segunda mitad de la serie. Si empieza
mezclando con efectividad comedia, terror y toques de realismo, en la
recta final los giros se suceden sin perder la credibilidad y los
personajes van adquiriendo una ambigüedad moral que hace que The
Fades sea todavía más
estimulante.
Se
dice a menudo que lo más importante en una ficción no son las
respuestas que da, sino las preguntas que plantea, y The
Fades sirve de ejemplo, puesto que no se limita a
entretenernos con ciencia ficción. En vez de eso, explota al máximo
sus posibilidades: la figura del fade
es mucho más interesante que la del fantasma en cuanto a qué
refleja de manera más cruda la agonía y la injusticia que supone la
muerte, y solo por eso y por el humor tan retorcido que a veces se
gasta es recomendable. Las escenas de terror consiguen dan verdadero
miedo y el final, aunque deja un cliffhanger importante,
resuelve casi todas las tramas de la temporada.
Actualización:
Finalmente, The Fades ha ganado esta tarde el BAFTA a mejor serie dramática, mientras que otras series mucho más populares por estas tierras como Downton
Abbey,
Sherlock
y Doctor Who
no han llegado a estar ni nominadas. Esto es una garantía de calidad, pero también un
resquicio microscópico de esperanza. A ver si la BBC se plantea “descancelarla”.
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