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sábado, 23 de febrero de 2013

(Mis) Oscars 2013


Faltan menos de 48 horas para los Oscars, que se entregarán en la madrugada de mañana en el teatro Dolby de Los Angeles. El tiempo con el que se anunciaron las nominadas (hace más de un mes) y lo bien que se han portado las distribuidoras españolas y los académicos piratas han permitido que podamos ver este año todas las películas nominadas. Mañana por la noche estaré en mi cuenta de Twitter quejándome en directo de los premios, con los que seguro no estaré de acuerdo, pero de momento os dejo con mi opinión de las que, según la Academia de Cine, son las películas más importantes del año.

Amor (Michael Haneke)
Cuando esta película austriaca se coló entre las nominadas a mejor película nadie se sorprendió. El respetado director había hecho la que probablemente sea la película más accesible de su carrera, y el resultado es una historia cruel y tierna a partes iguales sobre el mal trago que supone afrontar una enfermedad degenerativa tanto para quien la sufre como para quien comparte ese dolor. Con un estilo calmado y sin artificios de ningún tipo (la película no tiene ni banda sonora), Haneke nos cuenta la historia de amor definitiva y se gana el derecho a titular así su película. El trabajo de los dos protagonistas es asombroso.

Argo (Ben Affleck)
Ya sabíamos que Ben Affleck sabía dirigir gracias a The Town y Adiós, pequeña, adiós, pero la gloria le ha llegado con Argo, este thriller que narra la historia real de cómo la CIA consiguió sacar a seis diplomáticos estadounidenses atrapados en Irán simulando el rodaje de una película ficticia. Argo es emocionante, con un tramo final de infarto, y muy divertida, gracias a ese dúo cómico formado por Alan Arkin y John Goodman. Sin embargo, la cinta palidece en comparación de muchas nominadas este año y la campaña victimista de Ben Affleck, que por lo visto piensa que este año nadie merecía el Oscar a mejor director más que él, me parece desproporcionada.

Bestias del sur salvaje (Benh Zeitlin)
La más peculiar de las nominadas. Me gustó mucho la historia de hushpuppy y la complicada relación con su padre, me interesó mucho el arraigo y el sentimiento de pertenencia de los habitantes de “la Bañera” (el lugar en el que viven y en el que una subida del nivel del mar puede destrozar sus casas) y me fascinó visualmente. La banda sonora es probablemente la mejor del año. Sin embargo, creo que hay cosas que sobran (o que, personalmente, no he entendido). En cualquier caso, si por azares de la vida Zeitlin ganase el Oscar a mejor director sería un premio muy merecido y la mayor alegría de la noche.

Django Desencadenado (Quentin Tarantino)
Tarantino pasándoselo en grande. Eso es Django, una película muy divertida con momentos épicos y unos actores secundarios que brillan con luz propia (no solo Cristoph Waltz y Leonardo DiCaprio, también Saumel L. Jackson). La cinta está plagada de escenas largas en las que la tensión puede explotar en cualquier momento, marca de la casa, y es una de las más disfrutables del año sin duda. Sin embargo, no deja de ser poco innovadora dentro del universo de Tarantino y excesivamente larga, con bajones de ritmo (la última media hora se hace bastante pesada).

Los Miserables (Tom Hooper)
La adaptación del famoso musical llevada a cabo por Hooper funciona a la hora de emocionar. El recurso de los primeros planos y la música en directo es muy efectivo, sobre todo en momentos como el de sobra comentado 'I dreamed a dream'. Sin embargo, la película luce barata y le falta poderío visual en tramos como el de las barricadas. Conforme se va meditando, sus numerosos defectos van saliendo a la luz, aunque no deja de ser una de las películas más inolvidables de la temporada. No me convenció Hugh Jackman, pero Anne Hathaway, Russell Crowe y Samantha Barks me ganaron por completo.

La vida de Pi (Ang Lee)
Mi película favorita de las nominadas y prácticamente del año. Ang Lee consigue lo imposible llevando a la pantalla la novela de Yann Martel, desplegando una cantidad de efectos visuales que la convierten en un espectáculo para la vista, pero no en una nueva Avatar, como la han promocionado. La vida de Pi logra que la historia de un chico y un tigre perdidos en el océano no se haga larga en ningún momento, emociona y transmite un mensaje con el que se puede no estar de acuerdo, pero que impide calificarla de entretenimiento vacío. La mezcla de culturas que vemos en su arranque es magnética y nos engancha rápidamente. ¡Y salen suricatos! ¿Cómo no va a ser genial una película en la que salen suricatos?

Lincoln (Steven Spielberg)
Ya reconocí en la crítica que hice hace un par de semanas las muchas virtudes de Lincoln (sus magníficos actores y un guión efectivo), por lo que en estas líneas me voy a dedicar a comentar lo mucho que la odié. Lincoln es larga, mucho. Y si no fuera porque el presidente se dedica a contar anécdotas kilométricas cada dos minutos duraría la mitad. Es mortalmente aburrida y no genera ningún interés a pesar de que sepamos el final (como sí hacen Argo, Zero Dark Thirty, La vida de Pi, Amor o Lo Imposible), la interpretación de Day-Lewis es muy buena pero distante, con lo cual no me dijo nada, algo de lo que tiene mucha culpa el guión. Objetivamente es buena, como ya dije, pero me pareció insufrible.

El lado bueno de las cosas (David O. Russell)
La película positiva y buenrollera del año. El guión de O. Russell es genial y construye a unos personajes muy entrañables en su locura. Jennifer Lawrence y, sobre todo, Bradley Cooper están geniales en unos papeles que, sí, pueden ser muy agradecidos, pero no todo el mundo habría sabido llevar a cabo. Robert De Niro es un auténtico robaescenas y cuenta con los momentos más divertidos del año. He oído a mucha gente que cree que la película finge ser lo que no es, pero creo que desde el primer momento se nos vende como una comedia romántica que sigue el esquema de las mismas. La diferencia es que El lado bueno de las cosas tiene unos personajes muy interesantes a los que el género no nos tiene del todo acostumbrados.

La noche más oscura (Kathryn Bigelow)
Bigelow, de la mano de Jessica Chastain, nos cuenta en La noche más oscura la obsesión por atrapar al terrorista más buscado de los Estados Unidos; una persecución de diez años que puede llegar a consumir a una persona. El personaje protagonista de la película es, a pesar de su frialdad, muy magnético, y consigue que el viaje no se haga pesado. Ya sabemos cómo acaba la cinta, pero la cantidad de detalles que en ella se revelan es su punto fuerte. No sólo vemos cómo percibía la CIA cada uno de los golpes que atestaba Al Qaeda, sino los métodos poco ortodoxos (y no ausentes de polémica) que emplearon para llegar hasta Bin Laden. La última media hora, a golpe de bombazo, te deja pegado a la butaca con los ojos como platos.

Mis favoritos:
Mejor Película: La vida de Pi
Mejor Director: Benh Zeitlin (Bestias del sur salvaje) o Ang Lee (La vida de Pi)
Mejor Actor: Joaquin Phoenix (The Master) o Bradley Cooper (El lado bueno de las cosas)
Mejor Actriz: Jessica Chastain (La noche más oscura) o Naomi Watts (Lo Imposible)
Mejor Actor Secundario: Tommy Lee Jones (Lincoln)
Mejor Actriz Secundaria: Amy Adams (The Master)
Mejor Guión Original: Mark Boal (La noche más oscura)
Mejor Guión Adaptado: David O. Russell (El lado bueno de las cosas)
Mejor Película de Animación: ParaNorman o ¡Rompe Ralph!
Mejor Pelicula Extranjera: Amour
Mejor Fotografía: La vida de Pi
Mejor Banda Sonora: La vida de Pi
Mejores Efectos Visuales: La vida de Pi
Mejor Montaje: La noche más oscura
Mejor Diseño de Producción: La vida de Pi
Mejor Película Documental: Searching for Sugar Man
Mejor Corto Animado: Paperman

lunes, 31 de diciembre de 2012

Do you hear the people sing?

Después de dirigir unas cuantas tv movies (para HBO, por cierto) y la modesta The Damned United, de repente Tom Hooper dio el salto a primera división en Hollywood. La Academia decidió que El Discurso del Rey era la mejor película del 2010 y que él merecía el Oscar a mejor director por su trabajo en ella. Acto seguido, Hooper se puso al frente de un proyecto ambicioso donde los haya: la adaptación cinematográfica de uno de los musicales más vistos de la historia del género, Les Misérables, que se nos ha vendido como poco menos que la segunda venida de Jesucristo. Y, por todo esto, me da bastante pena Tom Hooper, un director que en mi opinión es más que competente y que tiene que luchar en todos sus trabajos contra unas exigencias desproporcionadas que pueden acabar minando su futuro como cineasta.


Les Misérables me ha encantado, a pesar de que no es perfecta. Hugh Jackman está bastante mediocre –diría que casi roza el ridículo– como centro absoluto de la película (y por lo que leo por ahí soy prácticamente el único al que le ha dejado frío), los papeles de Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter no empastan muy bien con el resto (aunque a mí me han hecho bastante gracia), la relación entre Marius y Cosette está construida sobre la nada (gajes del género, supongo), algunos números musicales no tienen la fuerza que deberían (el “Look down” con el que arranca es el mejor ejemplo de ello) y la recta final se hace quizá un poco larga. Lo comento en primer lugar para dejar claro que no estoy ciego, aunque sí es cierto que tiendo siempre a pasar por alto los aspectos negativos de las cintas que me gustan.

Y Hooper, al que se ha criticado duramente por su trabajo en Les Misérables, es en primer lugar un gran director de actores, como ya demostró en El Discurso del Rey. Anne Hathaway y su primer plano interpretando “I dreamed a dream” son probablemente el punto álgido de la película. Había mucho revuelo en torno a su interpretación, que ya se antojaba alucinante desde el primer tráiler, pero faltaba ver si superaba las expectativas generadas, y verdaderamente lo hace. Cada minuto que Hathaway sale en pantalla (que son pocos, la verdad) lo aprovecha para mostrar un abanico interminable de registros que dan matices de sobra a la desesperación de Fantine. Sin embargo, no es la única que brilla. Samantha Barks, con un papel aún más secundario si cabe, se convierte en toda una robaescenas, logrando que su personaje nos importe bastante más que Cosette (Amanda Seyfried está simplemente correcta). La actriz lo da todo en “On my own” y vocalmente pasa muy por encima de Seyfried y Redmayne (otro que está más que bien) en “A heart full of love”. Pero la verdadera sorpresa es Russell Crowe. El neozelandés no solo da la talla a nivel vocal (no hay más que verlo en “Stars”), sino que impone con su presencia y deja en ridículo a Jackman interpretando con soltura a Javert y dándole aún más capas de las que el personaje realmente tiene.


La decisión de rodar en una constante sucesión de primeros planos tiene mucho sentido si tenemos en cuenta que la fuerza de Les Misérables radica en las voces en directo. Rodar un musical de esta manera requiere muchísimo esfuerzo, y este trabajo precisamente se ve recompensado con la autenticidad de las interpretaciones, algo demasiado jugoso (y más cuando tienes a tanto actor eficiente) como para no aprovecharlo al máximo. Se nos cuenta la historia de un grupo de personas que lidian con una trágica existencia, por lo que me parece el modo más apropiado de llevarlo a cabo (y, por cierto, a nivel de encuadre estos planos cortos no son nada convencionales). Puede que no se aprovechen tanto los escenarios como podría haberse hecho, pero también es justo por eso por lo que el gran plano general de “Do you hear the people sing?” causa tanta impresión. En contraste con el resto de la película, el estallido de la rebelión deja respirar al espectador y transmite la épica propia del momento, sirviendo de broche final (e impulso a mitad de camino) y clavando Les Misérables en la memoria de todo aquel que se ponga a verla.

La película no es perfecta (había demasiado hype como para que no decepcionara en ciertos aspectos) y Tom Hooper no es el mejor director de su tiempo, pero en mi opinión supera el reto con éxito. Como dato, es la primera vez que veo a la gente aplaudir en una sala de cine.