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martes, 21 de mayo de 2013

Notas de fin de curso (I)

Esta chorrada de las notas de fin de curso no es, en realidad, más que una excusa para no dejarme en el tintero algunas de las series de la temporada a las que, por falta de tiempo o porque no daban para mucho, no les he dedicado una entrada en exclusiva.




Nota final: 7,5
Episodio favorito: 1.03 - “The Fox Hunt”

Ben And Kate ha sido la mejor comedia que se ha estrenado esta temporada. Lástima que la audiencia americana no opine igual que yo y que Fox haya preferido darle un voto de confianza a Mindy Kaling (que ha marcado unos datos igual de pobres). Sea como sea, Lucy Punch y su excéntrica BJ han sido oro puro en una comedia que no necesitó episodios de rodaje para funcionar y que logró ser entrañable sin ser al mismo tiempo empalagosa.




Nota final: 6,5
Episodio favorito: 1.22 - “Urn-ed Run”

Con su nueva comedia Matthew Perry no logró quitarse el gafe de encima. Otra que no sobrevive a su primer año. Sin embargo, a pesar de que no ha alcanzado el nivel de Ben and Kate, sí que ha conseguido un plantel de secundarios entre los que Mr. K (Brett Gelman) y Anne (Julie White) eran los amos de la función. No tenía las líneas de diálogo más originales de la historia, pero las escenas grupales funcionaban como un reloj suizo.




Nota final: 7
Episodio favorito: 2.11 - “And The Silent Partner”

Max y Caroline han sido más bestias y escatológicas si cabe este año. Era el paso natural. Ya sabemos que esta sitcom no inventa nada, así que mientras las dos protagonistas sigan teniendo la química que tienen y sigan provocándome un par de carcajadas mínimo por capítulo la voy a seguir viendo.



Nota final: 4,5
Episodio favorito: 6.19 - “The Closet Reconfiguration”

Siempre me ha molestado que la gente diga que sigue las series por inercia, pero este año he experimentado eso mismo con The Big Bang Theory. Tres veces he decidido dejar de verla esta temporada y al final siempre he acabado haciendo maratón algún domingo tonto. Salvo contadas excepciones (ha habido tres o cuatro episodios genuinamente buenos) ha tenido un nivel pésimo, con episodios sin trama y chistes poco inspirados. Penny y Sheldon, curiosamente los personajes que menos han evolucionado hasta ahora, siguen siendo divertidos. El resto son insufribles.



Nota final: 6
Episodio favorito: 2.18 - “Masquerade”

Flojo el segundo año de Revenge. Los personajes siguen teniendo la misma fuerza (Emanda, Nolan y Victoria) y Conrad Grayson se ha revelado como un villano al que disfrutas odiando. Sin embargo, los hermanos Porter han ganado protagonismo y no pueden ser menos interesantes, la trama de la Iniciativa no ha podido sentarle peor a la serie y cada vez que NolCorp y Grayson Global se apoderaban de la trama me daban ganas de echarme a dormir. Chispazos de genialidad ha habido en todos los episodios, pero casi no compensa.



Nota final: 5
Episodio favorito: 2.17 - “Welcome to Storybrooke”

A Once Upon a Time le ha ocurrido al revés que a Revenge. Las tramas han estado a la altura: muchos giros, episodios en los que pasaba de todo y, hasta cierto punto, entretenimiento. El cáncer del cuento de la ABC son sus personajes, que se han vuelto insoportables. A día de hoy sólo aguanto a Regina (hasta Rumpelstilskin ha empezado a estorbarme). Los peores actores del momento recitando los diálogos más patéticos imaginables en una de las caídas en picado más vertiginosas que he visto nunca.



Nota final: 7,5
Episodio favorito: 1.24 - “Heroine”

El enésimo procedimental de CBS, que además surgía a rebufo de Sherlock aunque a la hora de la verdad no tuvieran nada que ver, ha resultado ser muy entretenido, sobre todo si te gustan Lucy Liu y Jonny Lee Miller. La relación que tienen Holmes y Watson está muy bien llevada y los casos, que empezaron no siendo nada del otro mundo, se han ido volviendo poco a poco más consistentes. Salpicada con muchos guiños a las novelas y reimaginaciones de los personajes, Elementary ha resultado ser muy entretenida, y su fotografía está tan cuidada que entra muy bien por los ojos.

P.D.: Más adelante tocará hablar de las temporadas que todavía no han acabado (o que no he podido terminado de ver aún): Mad Men, Hannibal, Bates Motel, Doctor Who o Veep, entre otras.

domingo, 27 de enero de 2013

Pereza y tedio en los Hamptons

Hay series a las que se les puede perdonar que en momentos puntuales sean aburridas, pues lo compensan siendo estimulantes o interesantes en otro sentido; también se pueden tolerar un par de episodios de transición si las tramas que están planteando para el futuro son prometedoras, pero nada de esto está ocurriendo con Revenge en su segunda temporada. El más que digno serial de prime time que Mike E. Kelley creó para la ABC el año pasado empieza a dar graves síntomas de agotamiento, y lo más triste es que parece que el propio creador no es consciente de los errores que está cometiendo. (Spoilers de aquí en adelante)

Después del éxito que fue su primera temporada, Revenge decidió dar un giro a la trama y abrir las fronteras de la venganza de Amanda Clarke. Los Grayson no eran los únicos responsables de la muerte de su padre, sino que era la Iniciativa, una organización de la que sabemos muy poco a pesar de que los episodios van pasando, quien controlaba cada paso que éstos iban dando. Introducir esta conspiración en la trama era arriesgado, y la serie no ha salido airosa. No nos quedan claras las motivaciones de la Iniciativa ni exactamente cómo influyó en la muerte de David Clarke, por lo que hasta el momento simplemente ha servido de excusa para que los Grayson no se den cuenta de que es Amanda quien está boicoteándoles constantemente.

Casi sin que nos demos cuenta, Revenge ha pasado de ser una serie de intrigas palaciegas en la era moderna –con asesinatos, manipulaciones y el siempre divertido empeño de Amanda por destruir la vida de la gente que le había arruinado la infancia– a tratar sobre una serie de empresas que tratan de absorberse unas a otras sin que nos importe como espectadores cuál sobrevive. Nolan Corp ha aparecido casi de la nada, pero la faceta del fiel escudero de la protagonista como magnate de la tecnología no puede ser más tediosa, y más ahora que su interés romántico ha resultado formar parte también de la Iniciativa.

Daniel Grayson era en la primera temporada un completo estúpido que no se daba cuenta de nada de lo que ocurría a su alrededor, y de la noche a la mañana se ha convertido en un astuto hombre de negocios que ha conseguido robarle la empresa a su padre y cerrar todos los acuerdos que se ha propuesto a pesar de que su madre ha intentado impedirlo por su seguridad (la Iniciativa, ya se sabe). No hay quien se lo crea. Si al menos el personaje nos cayera simpático, podría preocuparnos que esté en peligro, pero ya se empeñaron los guionistas en hacernos ver que no era mucho mejor que sus padres.

Y si Daniel carece de carisma, peores aún son los habitantes del bar de mala muerte por excelencia de los Hamptons. Siempre han sido un engorro en la serie, y esta temporada, además de arrastrar a Charlotte –que empezaba a despuntar como personaje– a su infierno de la indiferencia, están siendo acosados por un par de enemigos de su padre que buscan venganza desde dentro y que probablemente cuenten con el apoyo de todos los espectadores de la serie. Cuanto antes acaben con ellos, antes dejaremos de escuchar las penas de esa panda de insoportables.

En definitiva, lo único que sigue funcionando en Revenge es lo que se ha mantenido intacto desde la primera temporada: los cruces de miradas entre Emily VanCamp y Madeleine Stowe, las venganzas episódicas que acaban con un rotulador rojo tachando una foto o la amistad de Amanda y Nolan. ¡Ni siquiera nos cuelan algún cliffhanger al final de los capítulos que nos haga querer ver el siguiente! De hecho, si la protagonista no fuese tan adorable a su manera, probablemente no seguiría con ella, porque no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar en un futuro próximo. Kelley parece estar satisfecho con el resultado y creer que este pseudo thriller en el que se ha convertido Revenge es interesante, pero no hay más que mirar los datos de audiencia para comprobar que los espectadores no están respondiendo muy bien. Y el problema de Revenge es que, si es aburrida, no hay en ella mucho más que rascar.

miércoles, 6 de junio de 2012

Meme: Despidiendo la temporada 2011/12


Ahora que ya veo la televisión a ritmo USA, puedo hacer una de las cosas que más envidia me daba años atrás de los blogs seriéfilos: ¡memes! Como este año Adri no se ha animado a lanzar uno para despedir la temporada, LiPooh ha tenido a bien reciclar el que propuso el año pasado, y otros blogueros hemos decidido seguirle, así que ahí va mi repaso a lo que ha dado de sí la temporada 2011/12.

La novata que nunca debió existir: Smash. No ya porque la serie sea mala, sino porque todas las discusiones en torno a ella han sido tan insoportables que la NBC nos habría hecho un favor si hubiera apostado por cualquier otra serie para que fuera su gran éxito de la temporada.

La que ha perdido fuelle: The Big Bang Theory empezó la temporada muy centrada y bastante más divertida que otros años, pero con el paso de los episodios la pereza que me daba ponerme a ver el capítulo semanal iba en aumento y aún tengo los cinco o seis últimos episodios pendientes. Este verano me los quitaré de encima.

La que sigues con más pasión: La temporada ha tenido altibajos y no ha brillado tanto como las anteriores, pero Fringe sigue planteando temas muy interesantes. Además, han sabido enderezar bastante las cosas en su recta final y solucionar los pocos fallos que yo le vi. Ahora que los personajes vuelven en parte a ser quienes eran, sigue siendo mi favorita, y sufro pensando que en diciembre se nos acaba.

La gran decepción: Bones, casi como The Big Bang Theory, empezó fuerte este año con un par de episodios potentes. La nueva “dinámica” de los protagonistas apuntaba maneras, pero al final ha acabado teniendo muchísimos episodios aburridos, con alguno más inspirado a mitad de la temporada. Pero todo bastante olvidable.

La que te ha sorprendido gratamente: 2 Broke Girls. Será una comedia chorra y simple como el mecanismo de un botijo, pero me río a carcajadas con ella. Y mira que los guiones son siempre iguales (dobles sentidos sexuales, humor escatológico...), pero la química entre las dos protagonistas es genial, y los secundarios han ido mejorando bastante.

La que te llamaba mucho pero no seguiste con ella: Vi los primeros siete episodios de Homeland y me parecieron magníficos. Sobre todo el séptimo, el último que vi, que no dejaba muy claro por dónde iba a ir la serie a partir de ese momento. Por eso no entiendo cómo no he terminado de verla todavía para poder unirme a aquellos que dicen que es el mejor estreno del año. Los cinco últimos capítulos son una de mis prioridades veraniegas. Y Alcatraz no sería lo que se esperaba de ella, pero era un procedimental entretenido con un tono muy interesante, y también la dejé a cinco episodios del final.

La cansina: Glee ha sido bastante insoportable este año. Como siempre, vamos, pero en peor. Mención especial a momentos vergonzantes como el milagro de Quinn o el episodio en el que decidieron cantar en español y eligieron grandes éxitos de nuestra cultura como La cucaracha y Bamboleo. Pero bueno, además de irritante, también sirve para echarse una risas con sus WTF? No me voy a quejar mucho cuando la sigo viendo (y una pequeña parte de mí la disfruta).

La miniserie: The Fades tiene un final abierto muy dañino, pero en realidad cierra casi todas las tramas que plantea en sus seis únicos episodios. Me duele menos engañarme a mi mismo tomándomela como una miniserie que como una primera temporada con mucho potencial. Mención aparte a otra joya británica, la perturbante Black Mirror.

La que no pensabas que te gustaría: American Horror Story. Ryan Murphy no es una referencia muy fiable (véase Glee), pero su perturbada cabeza puede producir grandeza pura en géneros como el terror. Mucha demencia que acaba convirtiéndose en un drama consistente (quién lo diría), cientos de homenajes al cine de terror (y a Bitelchús) y Evan Peters y Taissa Farmiga, a los que espero ver en muchos papeles a partir de ahora, en un reparto capitaneado por Jessica Lange, que brilla con luz propia.

La nueva serie que recomiendas: Once Upon a Time puede ser ñoña e infantil a ratos, lo admito, pero las vueltas de tuerca a los cuentos infantiles me han tenido enganchado todo el año, y la recta final de infarto que ha tenido ha sido de lo mejor de la temporada, en mi opinión. Aunque claro, para alabarla como es debido hay que olvidarse de la protagonista, una madre coraje de mentira obsesionada con muchas ideas preconcebidas.

La que sigue en buena forma: The Good Wife sigue siendo uno de los dramas más consistentes, elegantes, bien escritos e interpretados de la televisión. A lo mejor este año no ha sido tan trepidante como el pasado, pero la genialidad, el subtexto y las ganas de aplaudir han seguido estando ahí en cada escena. Emmy para la serie (a mejor drama y mejor comedia) y Emmy para Christine Baransky.

Una nueva con buena pinta: Este verano, The Newsroom, la nueva de Aaron Sorkin, es una cita ineludible. Y ya en otoño habrá que estar atentos a Last Resort, uno de los estrenos que mejor pinta tienen. En trailer anticipa una intriga muy bien conseguida. Y mi lado mamarracho está deseando reencontrarse con Terry O'Quinn y Vanessa Williams en esa especie de American Horror Story de saldo que parece que va a ser 666 Park Avenue.

La cancelación que has maldecido: The Fades. Me repito, pero es que era muy grande.

Ese cliffhanger malo para tu manicura: La recta final mediocre que ha tenido Revenge se nos ha olvidado a todos con ese pedazo de final de temporada. Han dejado 93501857 frentes abiertos.

Un momento para llorar: El Wonderful! Wonderful! con el que nos despedimos de Karen McCluskey en Mujeres Desesperadas. Y que Kathryn Joosten haya fallecido dos semanas después contribuye a que el momento sea incluso más mítico. DEP.

Un momento para reír: La season finale de Cougar Town ha estado sembrada. El momento “I've tried the wine before and... not a big fan” creo que no se me va a olvidar nunca. Y saber qué se hace en caso de empate en las elecciones de Pawnee confirma que a Parks & Recreation no hay comedia que le tosa, salvo Modern Family a veces (“Algún día, tus fans trabajarán para mis fans”).

Una escena memorable: La ducha de Girls. Aunque bueno, en el mismo episodio Marnie y Jessa protagonizan otro momentazo.

El rey de la serie: Aunque Schmidt haya sido para muchos el personaje revelación de la temporada, para mí, Nick Miller es, con perdón de Zooey Deschanel, el rey de New Girl.

#yoconfieso: que vi los dos últimos episodios de House saltándome unos cuantos de los anteriores porque la octava temporada se me estaba haciendo muy cuesta arriba. Pero a mí me gustó mucho el final de la serie, bastante más que al resto de la blogosfera, por lo que he leído.

Tú sobras: Tom de Parks & Recreation y Declan de Revenge deben morir. Entre terribles sufrimientos.

La nueva serie que no veré ni loco: Nunca digas nunca, pero muy bien se tiene que hablar de 1600 Penn y de Malibu Country para que me anime a verlas.

And I will always love you: Olivia Dunham, FBI. Espero que Anna Torv aparezca en todos los episodios de la última temporada, señores de Fringe. Y sí, es una amenaza.

viernes, 25 de mayo de 2012

La venganza, mejor caliente


Cuando Amanda Clarke tenía cinco años, su padre fue culpado de un delito que no cometió y por el que fue a la cárcel, donde lo asesinaron. Años más tarde, Amanda decidió adoptar una nueva identidad (Emily Thorne) y mudarse a los Hamptons, donde se vengaría uno por uno de todos aquellos que destrozaron la vida de su padre.

Es la trama de Revenge, otro de los relativos éxitos que esta temporada televisiva ha dejado tras de sí. La serie de Mike E. Kelley que ha resucitado profesionalmente a Madeleine Stowe (12 monos, El último mohicano) y nos ha devuelto a Emily VanCamp (Everwood, Cinco Hermanos) a la televisión ha sido una propuesta honesta desde el primer minuto. El título ya anticipaba que iba a ser una historia de venganza, y no hacía falta más que ver las fotos promocionales para saber que iba a adaptar El Conde de Montecristo muy a su manera. Después de cinco episodios de presentación en los que la serie jugó a ser un procedimental de venganzas (y en los que disfrutamos viendo a Emily Thorne destrozar vidas), Revenge abrazó su propia filosofía y comenzó a quemar trama a marchas forzadas.

Mansiones hechas con los Sims, miradas de odio, cliffhangers efectivos y una gran actuación de Stowe que ya le ha valido la nominación al Globo de Oro. Revenge sabe que ser un drama consistente no es su liga (algunas de sus tramas son sonrojantes), y prefiere explotar otras bazas: la sorpresa, las tramas locas y los giros de guión constantes. Y, reconozcámoslo, es lo que la hace sumamente divertida: sabe lo que el espectador quiere y no espera ocho episodios para dárselo. Además, los guionistas han sabido crear muy bien un ambiente en el que notábamos que todo podía estallar en cualquier momento, y que si no lo hacía era porque Emily iba dos pasos por delante del resto y lo controlaba todo. Y a pesar de que la recta final ha tenido unos cuantos episodios más aburridos de lo que se esperaba de ella, el estallido se ha producido en un final de temporada apoteósico en el que lo han dado absolutamente todo.

(Y de aquí en adelante, spoilers de la season finale) Si finalmente Revenge no hubiese renovado, no me cabe duda de que Mike E. Kelley habría sabido darle un final decente. En 'Reckoning', Emanda ejecuta el último movimiento de su plan. Con la familia Grayson hundida en el fango, sólo quedaba aniquilar al responsable directo de la muerte de su padre. Esa pelea hacha en mano es sólo uno de los mil puntos álgidos del episodio, pero ha marcado un punto de inflexión entre lo que la serie era hasta ahora y lo que será en la segunda temporada.

El asesinato era probablemente el único nivel que Emily no había sobrepasado y que nos permitía seguir fieles a su causa. Al fin y al cabo, repartía justicia a quienes la merecían. En los últimos episodios han jugado con eso y Nolan ha sido en cierto modo la voz de la conciencia de una Emily a punto de verse desbordada por los acontecimientos. Al final, no sólo no ha sido capaz de matar sino que hemos visto su lado más humano con la muerte de Sam, el perro matusalén, y sus sentimientos hacia Jack. La calma tras la tormenta ha sido, por otro lado, muy breve: Emily, la de verdad, está de vuelta y embarazada; el avión en el que viajaba Victoria ha explotado; Charlotte ha intentado, no sabemos si con éxito, suicidarse; todo apunta a que Conrad irá a la cárcel; y, por último, parece ser que el asesinato de David Clarke no fue cosa de los Grayson, sino que forma parte de una conspiración mayor. Ah, y la madre de Amanda está viva.

Aun así, hay cosas demasiado forzadas  para acabar en cliffhanger: ¿Cómo es posible que Charlotte decida suicidarse antes de que a los informativos les dé tiempo a cambiar de tema y sin saber seguro aún si su madre está muerta? No lo sabemos, y francamente tampoco nos importa. Porque Revenge es una huida hacia adelante en la que no paran de regalarnos, uno tras otro, momentos para el recuerdo (Victoria subiendo al avión con Seven devils de Florence + The Machine sonando). Y porque la venganza suele ser un plato que se sirve frío, pero en caliente se disfruta mucho más.