Cuando Amanda Clarke tenía cinco años, su padre fue culpado de un
delito que no cometió y por el que fue a la cárcel, donde lo
asesinaron. Años más tarde, Amanda decidió adoptar una nueva
identidad (Emily Thorne) y mudarse a los Hamptons, donde se vengaría
uno por uno de todos aquellos que destrozaron la vida de su padre.
Es
la trama de Revenge,
otro de los relativos éxitos que esta temporada televisiva ha dejado
tras de sí. La serie de Mike E. Kelley que ha resucitado
profesionalmente a Madeleine Stowe (12 monos,
El último mohicano) y
nos ha devuelto a Emily VanCamp (Everwood,
Cinco Hermanos) a la
televisión ha sido una propuesta honesta desde el primer minuto. El
título ya anticipaba que iba a ser una historia de venganza, y no
hacía falta más que ver las fotos promocionales para saber que iba
a adaptar El Conde de Montecristo
muy a su manera. Después de cinco episodios de presentación en los
que la serie jugó a ser un procedimental de venganzas (y en los que
disfrutamos viendo a Emily Thorne destrozar vidas), Revenge
abrazó su propia filosofía y comenzó a quemar trama a marchas
forzadas.
Mansiones
hechas con los Sims, miradas de odio, cliffhangers
efectivos y una gran actuación de Stowe que ya le ha valido la
nominación al Globo de Oro. Revenge sabe
que ser un drama consistente no es su liga (algunas de sus tramas son
sonrojantes), y prefiere explotar otras bazas: la sorpresa, las
tramas locas y los giros de guión constantes. Y, reconozcámoslo, es
lo que la hace sumamente divertida: sabe lo que el espectador quiere
y no espera ocho episodios para dárselo. Además, los guionistas han
sabido crear muy bien un ambiente en el que notábamos que todo podía estallar en cualquier momento, y que si no
lo hacía era porque Emily iba dos pasos por delante del resto y lo
controlaba todo. Y a pesar de que la recta final ha tenido unos
cuantos episodios más aburridos de lo que se esperaba de ella, el
estallido se ha producido en un final de temporada apoteósico en el
que lo han dado absolutamente todo.
(Y de aquí en adelante, spoilers
de la season finale)
Si
finalmente Revenge
no
hubiese renovado, no me cabe duda de que Mike E. Kelley habría
sabido darle un final decente. En 'Reckoning',
Emanda ejecuta el último movimiento de su plan. Con la familia
Grayson hundida en el fango, sólo quedaba aniquilar al responsable
directo de la muerte de su padre. Esa pelea hacha en mano es sólo
uno de los mil puntos álgidos del episodio, pero ha marcado un punto
de inflexión entre lo que la serie era hasta ahora y lo que será en
la segunda temporada.
El
asesinato era probablemente el único nivel que Emily no había
sobrepasado y que nos permitía seguir fieles a su causa. Al fin y al
cabo, repartía justicia a quienes la merecían. En los últimos
episodios han jugado con eso y Nolan ha sido en cierto modo la voz de
la conciencia de una Emily a punto de verse desbordada por los
acontecimientos. Al final, no sólo no ha sido capaz de matar sino
que hemos visto su lado más humano con la muerte de Sam, el perro
matusalén, y sus sentimientos hacia Jack. La calma tras la tormenta
ha sido, por otro lado, muy breve: Emily, la de verdad, está de
vuelta y embarazada; el avión en el que viajaba Victoria ha
explotado; Charlotte ha intentado, no sabemos si con éxito,
suicidarse; todo apunta a que Conrad irá a la cárcel; y, por
último, parece ser que el asesinato de David Clarke no fue cosa de
los Grayson, sino que forma parte de una conspiración mayor. Ah, y
la madre de Amanda está viva.
Aun así, hay cosas demasiado forzadas para acabar en cliffhanger: ¿Cómo es posible que Charlotte decida
suicidarse antes de que a los informativos les dé tiempo a cambiar
de tema y sin saber seguro aún si su madre está muerta? No lo
sabemos, y francamente tampoco nos importa. Porque Revenge
es una huida hacia adelante en la que no paran de regalarnos, uno
tras otro, momentos para el recuerdo (Victoria subiendo al avión con Seven devils de Florence + The Machine sonando). Y porque la venganza suele ser un plato que se sirve frío, pero en caliente se disfruta mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario