Pasado mañana, Kerry Washington
(Scandal) y Nick Offerman
(Parks and Recreation)
anunciarán las nominaciones a los Emmy, los premios más importantes
de la televisión. Mucho se ha especulado durante estos meses sobre
qué series tendrán su hueco en las diferentes categorías, ya que
casi es más divertido intentar adivinar qué sorpresas incluirán
los académicos entre las candidatas que esperar a que luego gane tu
favorita.
Mientras
llega el día, uno puede ser más o menos realista y dejarse llevar
más o menos por sus ilusiones. No es descabellado esperar que
Homeland, para muchos
el mejor estreno del año, tenga una fuerte presencia e incluso que
gane, pero a estas alturas ya debemos aceptar que Community
o John Noble no recibirán el
reconocimiento que merecen por parte de los académicos. Tampoco
parece que Emmy Rossum o Justified
vayan a colarse en sus respectivas categorías a pesar de que los
críticos las reivindiquen con fuerza, y otra que ha dejado de hacer
ruido últimamente es Downton Abbey,
que este año abandona la categoría de miniserie para competir con
los mejores dramas y no parece que tenga demasiadas opciones. En
definitiva: ya estamos mentalizados para observar otro monopolio de
HBO y AMC (y no entro en si esto es más o menos justo).
Pero
bueno, de lo que voy a hablar en esta entrada sobre todo es de The Good Wife. Pocas veces escribo
sobre ella porque considero que no sé hacerle justicia a este
entramado de personajes con tal dominio del subtexto, pero creo que
es una de las mejores series de la actualidad y es sin duda mi
favorita. Aunque la tercera temporada no ha sido tan descomunal como
la segunda, también ha sido bastante genial y, por tanto, creo que
sólo esto ya es motivo de sobra para que la colmen de nominaciones y
le caiga algún que otro premio (a Alan Cumming, a Christine Baranski). Pero lo cierto es que me importarían más bien poco los premios si no fuera porque The Good Wife
depende de ellos más que ninguna otra serie. Se emite en abierto, en
la CBS, y sus audiencias no son malas pero sí de las más bajas del
canal, que la sigue renovando por el prestigio que le aporta. Así
que, cuantos más Emmys reciba, más posibilidades tendrá Alicia
Florrick de ver una quinta temporada.
No
negaré que hay muchas otras series de cadenas en abierto que me
gustan, pero también es cierto que de momento no necesitan el
respaldo de los premios para seguir adelante. Sin saber cómo,
Fringe ya tiene asegurada su
quinta y última temporada; New Girl
ha sido todo un éxito (y Zooey Deschanel y Max Greenfield
probablemente estén nominados), igual que Once Upon a Time
y Revenge, así que a
no ser que decaigan el año que viene su futuro no nos debe
preocupar. Sí que puedo pensar que Robert Carlyle y Madeleine Stowe merecen un reconocimiento, pero si no lo
tienen, poco importa a efectos prácticos, pues los fans valoramos su
trabajo semanalmente y la serie va a continuar emitiéndose.
Así
que, señores de los Emmy, tengan compasión del bufete Lockhart &
Gardner, y si les gusta tanto parece, voten a The Good Wife
para que podamos seguir disfrutado de ella todo el tiempo que sea
posible. El matrimonio King ya nos ha dado motivos de sobra para
confiar en ellos, los actores rinden siempre al 200% y cada estrella
invitada que aparece (y son muchas) da lo mejor de sí. Larga vida,
por tanto, a uno de los mejores dramas legales que ha conocido la
televisión, y a un reflejo de la política norteamericana mucho más
fiel y menos idealista, si se me permite decirlo, del que hizo Aaron Sorkin con El
Ala Oeste. Sabemos que cada
domingo, en cuanto terminan de ver Once
Upon a Time,
mandan a los niños a la cama y sintonizan la CBS. Yo también lo
haría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario