Al final, los Emmy nos han sorprendido
y mucho. Aunque sí que nos esperábamos que Downton Abbey
rascara alguna candidatura (a mejor drama era bastante probable y yo
esperaba que Michelle Dockery optara al premio a mejor actriz), lo
que no podíamos imaginar es que el fenómeno social que ha sido el
drama de Julian Fellowes en Estados Unidos se tradujera en nada menos que 16
nominaciones: medio reparto -incluso Hugh Bonneville, por random
que sea su personaje-, mejor drama, dirección, guión, dirección
artística, casting, vestuario, fotografía, peluquería, banda
sonora y mezcla de sonido. En resumen, que los académicos están
enamorados de Downton Abbey.
Y
puede ser criticable –si lo pensamos fríamente, Downton
Abbey es un culebrón de época
cuya segunda temporada ha pecado de ser demasiado complaciente con el
espectador y de jugar con el tiempo a su antojo–, pero también es
comprensible: la serie de Julian Fellowes no solo tiene una
producción impresionante, sino que es adictiva, tiene unos
personajes con bastantes grises interpretados por unos actores muy
competentes y te traslada sin problemas a la época en que se
desarrolla. Como reconocen los medios ingleses (que son quienes más la critican), Downton Abbey
tendrá sus fallos, pero es una serie de calidad.
Eso
sí, aunque Downton Abbey
me gusta, no negaré que tal abuso me ha puesto de mal humor, sobre
todo porque su irrupción en las candidaturas ha dejado a The Good Wife en fuera de juego, y,
como dije el otro día, en su situación no puede permitirse que los
Emmy la ignoren de semejante manera. Al final, Boardwalk Empire se ha mantenido firme en
su posición y la serie del matrimonio King ha tenido que conformarse
con nominaciones interpretativas, aunque Josh Charles y Alan Cumming
también se han caído. Por otro lado, la llegada de Downton
Abbey es especialmente
interesante porque casi podemos decir que ha dejado sin posibilidades
a Homeland, la que
teníamos hasta ahora por gran favorita para desbancar a Mad
Men.
Visto
lo visto, puede ser que el amor que sienten los académicos por la
serie británica lleve a Downton Abbey
a lo más alto, o bien que la división del voto entre ésta y –la
buena aunque sobrevalorada– Homeland
haga que Mad Men revalide
el título por quinto año consecutivo.
En
comedia, las sorpresas agradables han venido de la mano de Community (los académicos se han acordado
de destacar el brillante episodio 'Remedial Chaos Theory')
y de Girls. Lena
Dunham ha conseguido candidaturas a mejor actriz, mejor dirección y
mejor guión, y su serie está entre las nominadas a mejor comedia,
todo un éxito para la que muchos llaman ya “la nueva Tina Fey”.
Aun así, la gran favorita sigue siendo Modern Family,
y yo me alegro porque sigue siendo una excelente comedia y Julie
Bowen y Ty Burrell merecen todos los premios habidos y por haber
(cuantos más, mejor).
¿La
parte negativa? Que se han olvidado de la que en mi opinión es la
mejor comedia actual: Parks & Recreation.
Amy Poehler puede ser elegida mejor actriz y su guión por el
episodio 'The Debate'
también puede ser premiado, pero la serie no ha corrido la misma
suerte y ha visto cómo Veep
le quitaba el puesto.
P.D.:
No me quejo de las nominaciones a The
Big Bang Theory porque
aunque hay comedias mejores me sigue gustando y creo que Mayim Bialik
merecía un reconocimiento. También es inútil pedir que le hagan
caso a Cougar Town
y a Community
–que ha conseguido una nominación de milagro–, así como a los
intérpretes de Fringe:
ya sabemos que no pasará. Sin embargo, lo de The
Good Wife y
Parks &
Recreation
sí que ha sido un jarro de agua fría.
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