Durante la pasada gala de los Goya, el
presidente de la Academia de Cine se dedico en su largo discurso a quejarse del público español. Según él, todos somos unos piratas
que descargamos ilegalmente las películas y por nuestra culpa la
industria está como está. Sin embargo, yo no tengo la culpa de que
Lo mejor de Eva, Torrente
4 o El sexo de los
ángeles me interesen más bien
poco, y que por el contrario me muriera de ganas de ver Arrugas,
la película de Ignacio Ferreras que no sólo estuvo nominada a los
premios Annie y ganó el Goya a la mejor película de animación,
sino que le arrebató, para mi regocijo, el premio a mejor guión
adaptado a Pedro Almodóvar y a su Piel que habito.
No
obstante, mis ganas de ver Arrugas cayeron
en saco roto por culpa de la pésima distribución de la película,
que no se estrenó en ninguna sala de Murcia, donde yo vivo, y he
tenido que esperar al estreno en DVD para poder disfrutar de esta
pequeña joya disfrazada de película humilde. Basada en un cómic de
Paco Roca (también involucrado en el guión), Arrugas nos
cuenta la historia de Emilio, un anciano con principio de Alzheimer
al que sus hijos dejan en una residencia. Allí conoce a Miguel, un
viejo relativista e ingenioso que se desenvuelve en el geriátrico
como pez en el agua.
La
película hace comedia con un tema que no se presta con facilidad. La
melancolía que invade a los personajes es inevitable, pues la vejez
y la enfermedad no son plato de buen gusto para nadie. Por eso, a
pesar del tono suave que con empeño alcanza, Arrugas me
ha acabado partiendo el alma. Eso no la convierte en sentimentaloide,
y de hecho tiene unas cuantas escenas cómicas bastante conseguidas
(esa gimnasia), y las peculiaridades de los ancianos que habitan en
la residencia como mínimo sacan más de una sonrisa. Con muy pocas
pretensiones, y utilizando un género menor para muchos como es la
animación, se convierte en una de las producciones recientes más
destacables de nuestro país.
Pero
lo mejor es que, además de ser reflexiva y levemente existencial, es
ligera y muy entretenida, es decir, que tiene todos los ingredientes
para gustar a un amplio abanico de espectadores. No tiene madera de
blockbuster, pero con
una promoción, un marketing y una distribución decentes, podría
haberse beneficiado del boca-oreja, al estilo de otras como
Intocable, Los
Descendientes o El
exótico Hotel Marigold, y haber
conseguido una recaudación decente. Así que la industria española
quizá debería dejar de echar balones fuera y darse cuenta de que la
culpa de que estemos tan mal también (y sobre todo) la tienen ellos.
Arrugas merece mucho
la pena, y es una cinta por la que habría pagado una entrada y me
habría sentido satisfecho.
2 comentarios:
Una pena que haya pasado sin pena ni gloria por la cartelera porque coincido contigo en que una buena promoción la podría haber ayudado, y las críticas que he leído la ponían muy bien, así que creo que habría animado a gente a ir a verla.
Yo salía encantada del cine, en el fondo es un película muy triste pero disfrutas mucho de sus momentos cómicos y el final es muy bonito.
El final es perfecto. Y, como dices, la película es extremadamente triste. Merece mucho la pena.
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