Intocable se ha convertido ya en la película más taquillera de la historia de Francia. Sin ir más lejos, aquí en España la película se ha colocado durante varias semanas en el número uno de venta de entradas, por encima de otras ofertas a priori más comerciales y atractivas, y enfrentándose a algunos estrenos nacionales, como [•REC]3 o Extraterrestre, que se han tenido que conformar con unas cifras bastante discretas. El éxito se ha extendido por toda Europa y los Estudios Weinstein ya preparan el remake estadounidense con Colin Firth, un valor seguro.
¿El
secreto de su recibimiento? Que es buena. No realista, pero
extremadamente buena. Para quien a estas alturas no lo sepa, la
película de Oliver Nakache y Eric Toledano narra la relación entre Philipp, un
aristócrata tetrapléjico y Driss, un inmigrante recién salido de
la cárcel que comienza a trabajar como su cuidador a domicilio. Y si
bien podemos ser exigentes y achacarle demasiado idealismo, también
hay que ser muy duros para no emocionarse con esta propuesta.
Intocable
me daba pereza, pero aquí no hay sensiblería barata, sólo una
banda sonora excepcional que potencia las emociones. Es una de las
cosas que más me ha gustado: la sutileza con la que trata de
conmover. En ningún momento sientes la violación emocional que
mana, por ejemplo, de Extremely Loud & Incredibly
Close, porque las formas de
Intocable son menos
invasivas. La historia que cuenta es cruel pero positiva, y los
personajes no se regodean en la tragedia, algo en lo que hubiera sido
muy fácil caer.
Por
eso no entiendo las críticas en ese sentido. Está muy claro que es
una película good feeling,
y ya en el propio cartel vemos a los protagonistas radiantes de
felicidad. Pero, como no me cansaré de criticar, atravesamos una
etapa en la que el cine (bien hecho) que ofrece un enfoque optimista
de la vida recibe infinidad de críticas injustas. E Intocable
está muy bien hecha, porque
tiene un guión salpicado de frases ingeniosas, una pareja
protagonista con química, unos secundarios carismáticos y una
magnífica banda sonora que combina la música clásica con temas
compuestos expresamente para el film. Cine para todos los públicos
que no insulta la inteligencia del espectador. Además, François Cluzet es un gran actor y Omar Sy tampoco se le queda atrás (de
hecho, le arrebató el Cesar a Jean Dujardin).
Por
cierto, la película también tiene un par de tramas secundarias
bastante simpáticas en las que intervienen el resto de empleados de
la casa de Philipp, y me ha gustado mucho el final de una de ellas,
que resulta no ser nada predecible a pesar de que emplea una vuelta
de tuerca bastante manida. Intocable,
en definitiva, ha probado dos cosas: que todo lo que triunfa en
taquilla no son bodrios infumables y que los éxitos comerciales se
critican por norma.
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