Puede que en el cine, un thriller
de asesinos en serie pueda funcionar sin que los personajes nos
importen lo más mínimo. Si nos hacen pasar una hora y media
entretenidos y el final es mínimamente sorprendente, pueden dejarnos
un buen sabor de boca. Pero está claro que la televisión es un
medio completamente distinto, y que para que una historia funcione,
se encuadre bajo el género que sea, debe tener unos personajes que
generen cierto interés o con los que al menos podamos simpatizar.
Repasando este párrafo, The Following
falla no solo por la ausencia de personajes potentes, sino también
porque su final de temporada no ha sido para nada sorprendente.
Diría
que llegar hasta este punto ha sido una agonía, pero mentiría. Si
he perdido quince horas de mi vida viendo cómo Ryan Hardy perseguía
a Joe Carroll de la manera más torpe posible es porque me reía
mucho. Los agentes del FBI, capitaneados por el personaje
interpretado por Kevin Bacon, corren por el bosque como pollos sin
cabeza, incapaces de cumplir una sola de las misiones de esta primera
temporada sin varias bajas de agentes y civiles. Una panda de
inútiles como pocas se han visto en televisión. Y cuando el único
recurso que tiene una serie para alargar las tramas es la estupidez
de los personajes, malo. Si de vez en cuando The Following
nos regalara un comentario autoconsciente hasta la respetaría, pero está
claro que semejante retraso mental por parte de los personajes (de un
bando u otro) es fruto únicamente de la sequía creativa.
Los
guionistas no han sabido hacer avanzar las tramas más allá de la
persecución que proponían en el piloto, y por el camino tampoco nos
han contado nada interesante. El trío de psicópatas que se formó
al principio de la serie prometía, y si los guionistas hubieran
querido podrían haber dado para mucho más, pero por supuesto Kevin Williamson no ha sabido darse cuenta de que los discípulos superaban
al maestro y la irrelevancia que al final han tenido éstos en el
cómputo global, funcionando como meras comparsas de Carroll (un
James Purefoy cuyo único recurso interpretativo es sonreír mucho
mientras dice cosas siniestras) lo deja muy claro.
The Following
es una serie mala que ha tenido un final a su altura, solo que
bastante más aburrido de lo normal. Todo muy intenso, todo muy
fallido. Si a lo largo de los episodios no hemos podido conectar con
ningún personaje (y mucho menos dentro del FBI), difícilmente puede
importarnos lo que les pase. El cliffhanger
con el que pretenden dejarnos expectantes hasta enero, por cierto, se
ve venir desde el 'previously on', y la forma en que se desarrolla es muy risible. Aunque sinceramente me ha servido para recordar las cotas de mamarrachismo que esta serie
ha alcanzado a lo largo de su temporada de presentación. Todavía no
tengo muy claro si volveré en 2014 en busca de más humor
involuntario o aprovecharé este final de temporada para darle
carpetazo, pero lo cierto es que algo tan esperpéntico como The
Following va a ser difícil de
olvidar.
Por
cierto, la cara de perdonavidas de Kevin Bacon revela que el actor
está convencido de que le caerá una nominación en los próximos
Emmy. Espero que si ocurre sea a mejor actor de comedia, porque de
otra manera estos premios perderán toda su credibilidad.
1 comentario:
Muy deacuerdito con todo si señor. Estoy segura que mi crítica será mas demoledora xD
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