No hablo mucho de The Good Wife
en este blog, o al menos no tanto como se merece. Las razones son
simples: todos los espectadores de esta joya creada por el matrimonio
King están de acuerdo en que su calidad es altísima, y si en un
principio éramos pocos los que evangelizábamos las bondades de
Alicia Florrick, ahora son muchas más las voces que hacen ruido. Con
“What's In the Box?” se cierra una cuarta temporada excelente, en
la que el fanservice
ha estado a la orden del día. Los creadores, conscientes de lo que
disfrutamos con las pequeñas píldoras de humor que de vez en cuando
nos regala la serie, han multiplicado la dosis, y no es raro acabar
riéndose más con The Good Wife
que con muchas sitcoms.
Y, si
bien la trama que protagonizó Kalinda en la primera mitad de la
temporada no me chirrió tanto como a los críticos americanos (se
agradece que nos muestren el lado más vulnerable de un personaje que
hasta ahora era prácticamente un misterio), no estoy de acuerdo en
que el cuarto año haya sido redondo. Esta temporada, más que nunca,
se han notado los mecanismos que hacen funcionar el universo de
Alicia Florrick como un reloj. No es motivo de crucifixión, pero en
ciertos momentos –no ha sido algo constante, afortunadamente– The
Good Wife se ha vuelto más
brusca de lo habitual.
Esto
se notó por ejemplo en el episodio que tuvo como invitada a
Christina Ricci. La trama daba mucho pie al humor, pero los
guionistas se excedieron y el tono recordaba más bien al de un
capítulo de Ally McBeal.
Sin embargo, he seguido disfrutando como un niño con otros
personajes recurrentes peculiares: Carrie Preston y su Elsbeth
Tascioni, Michael J. Fox como Louis Canning y las macabras
apariciones de Dylan Baker dando vida a Colin Sweeney han convertido
automáticamente los episodios en los que aparecían en inolvidables.
A la que no vemos tanto (por desgracia, ya que es una favorita
personal) es a Nancy Crozier, interpretada por Mamie Gummer –la
hijísima de Meryl Streep–. El efecto que su personaje provoca en
Alicia es divertidísimo y sólo se pasea por Lockhart/Gardner una
vez al año.
Además,
cualquier tropiezo leve que se pudiera atisbar en otoño ha sido
solventado con una segunda mitad de temporada fabulosa. Cary (Matt Czuchry) estuvo muy tapado en los primeros episodios, y casi parecía
un extra, pero los King tenían un plan. En la recta final de la
temporada su personaje ha sido el motor de una de las tramas más
interesantes y la que más juego puede dar a partir de septiembre.
También hay que ver cómo le afectará a Diane su nueva situación,
pero ojalá que este sea por fin el año de Christine Baranski en los
Emmy. Sinceramente, me da un poco de miedo el punto en el que los
personajes se han quedado este año, pero tengo muchas ganas de ver
cómo van a estructurar los episodios en la próxima temporada. Al
fin y al cabo, hasta ahora The Good Wife
no me ha decepcionado.
P.D.: En esta entrada iba a hablar también de los finales de Parks and Recreation y The Americans (nos hemos despedido de las tres mejores series en emisión la misma semana), pero me he extendido demasiado hablando de The Good Wife. Espero poder comentar algo de las otras dos, especialmente de la serie de FX, a lo largo de la semana.
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