sábado, 4 de mayo de 2013

La puerta a un verano eterno



No hablo mucho de The Good Wife en este blog, o al menos no tanto como se merece. Las razones son simples: todos los espectadores de esta joya creada por el matrimonio King están de acuerdo en que su calidad es altísima, y si en un principio éramos pocos los que evangelizábamos las bondades de Alicia Florrick, ahora son muchas más las voces que hacen ruido. Con “What's In the Box?” se cierra una cuarta temporada excelente, en la que el fanservice ha estado a la orden del día. Los creadores, conscientes de lo que disfrutamos con las pequeñas píldoras de humor que de vez en cuando nos regala la serie, han multiplicado la dosis, y no es raro acabar riéndose más con The Good Wife que con muchas sitcoms.

Y, si bien la trama que protagonizó Kalinda en la primera mitad de la temporada no me chirrió tanto como a los críticos americanos (se agradece que nos muestren el lado más vulnerable de un personaje que hasta ahora era prácticamente un misterio), no estoy de acuerdo en que el cuarto año haya sido redondo. Esta temporada, más que nunca, se han notado los mecanismos que hacen funcionar el universo de Alicia Florrick como un reloj. No es motivo de crucifixión, pero en ciertos momentos –no ha sido algo constante, afortunadamente– The Good Wife se ha vuelto más brusca de lo habitual.

Esto se notó por ejemplo en el episodio que tuvo como invitada a Christina Ricci. La trama daba mucho pie al humor, pero los guionistas se excedieron y el tono recordaba más bien al de un capítulo de Ally McBeal. Sin embargo, he seguido disfrutando como un niño con otros personajes recurrentes peculiares: Carrie Preston y su Elsbeth Tascioni, Michael J. Fox como Louis Canning y las macabras apariciones de Dylan Baker dando vida a Colin Sweeney han convertido automáticamente los episodios en los que aparecían en inolvidables. A la que no vemos tanto (por desgracia, ya que es una favorita personal) es a Nancy Crozier, interpretada por Mamie Gummer –la hijísima de Meryl Streep–. El efecto que su personaje provoca en Alicia es divertidísimo y sólo se pasea por Lockhart/Gardner una vez al año.

Además, cualquier tropiezo leve que se pudiera atisbar en otoño ha sido solventado con una segunda mitad de temporada fabulosa. Cary (Matt Czuchry) estuvo muy tapado en los primeros episodios, y casi parecía un extra, pero los King tenían un plan. En la recta final de la temporada su personaje ha sido el motor de una de las tramas más interesantes y la que más juego puede dar a partir de septiembre. También hay que ver cómo le afectará a Diane su nueva situación, pero ojalá que este sea por fin el año de Christine Baranski en los Emmy. Sinceramente, me da un poco de miedo el punto en el que los personajes se han quedado este año, pero tengo muchas ganas de ver cómo van a estructurar los episodios en la próxima temporada. Al fin y al cabo, hasta ahora The Good Wife no me ha decepcionado.

P.D.: En esta entrada iba a hablar también de los finales de Parks and Recreation y The Americans (nos hemos despedido de las tres mejores series en emisión la misma semana), pero me he extendido demasiado hablando de The Good Wife. Espero poder comentar algo de las otras dos, especialmente de la serie de FX, a lo largo de la semana.

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