Atrás quedan los días en los que ver a Zooey Deschanel en su salsa era el único motivo para ver New Girl. La actriz, que en esta sitcom ostenta(ba) el protagonismo absoluto e interpreta un personaje hecho a su medida que le permite brillar más que nunca, eclipsaba al resto de sus compañeros de reparto, que daban vida a unos no-personajes que equilibraban la balanza haciendo contrapeso a su extravagante y simpática personalidad. Sin embargo, como ya se empezaba a notar a finales de la temporada pasada, Max Greenfield y sobre todo Jake Johnson le han cogido el punto a sus personajes casi al mismo tiempo que los guionistas han sabido qué hacer con ellos. El resultado es una comedia al alza que en estos veinticinco episodios ha superado su temporada de presentación, y los motivos, en mi opinión, son los siguientes:
1)
Han perfeccionado a Winston:
Nunca sabremos si lo insustancial que era el personaje de Winston en
la primera temporada se debía al cambio de actor o el
entrenador
habría sido igualmente soso. De cualquier modo, Lamorne Morris
cargaba con un personaje sin sustancia cuyo nombre a duras penas se
podía recordar. ¿Cómo mejorar un personaje del que el público
pasaba? Haciendo que sus compañeros de piso lo ignoren también. El
papel que juega en “Winston's Birthday”, un episodio en el que
debería ser el centro de atención, deja muy claro hasta qué punto
es un pobre marginado. Esto ha hecho que en el final de temporada
sean suyas las mejores escenas (con perdón de Taylor Swift y su
breve pero hilarante cameo). Y es que da igual que Winston muestre
graves síntomas de inestabilidad mental o que se le ocurra una idea
brillante: nunca nadie le va a hacer caso.
2)
El grupo es más verosímil:
En esta segunda entrega, los compañeros de piso que protagonizan New
Girl
se han convertido en un grupo mucho más orgánico. Todas las
combinaciones de personajes funcionan (otra cosa es que las exploten
de la misma manera), y la dinámica del grupo y ciertas escenas
corales ayudan a creerse que esas cuatro personas llevan ya un tiempo
viviendo juntas. Ejemplos de ello son la pelea por el cargador común,
la foto del final de temporada o la competición por la plaza de
parking en uno de los episodios más divertidos de la segunda
temporada. El año pasado algunas de estas escenas podían resultar
forzadas, pero la cosa ha mejorado mucho desde entonces.
3)
Metarreferencias más elaboradas:
Lo intentaron con el bote de propinas al que cada uno debía echar
dinero tras decir una burrada, pero no cuajó. Sin embargo, detalles
como el True American, al que vuelven a jugar en “Cooler” con
unas reglas incluso más disparatadas, o el anciano asiático del
parque al que Nick va a contarle de vez en cuando sus problemas sí
que hacen ilusión al espectador cuando vuelven a aparecer. Que
ciertos elementos hagan acto de presencia de vez en cuando le da
empaque a la serie.
4)
Nick y Jess*:
Zooey Deschanel y Jake Johnson han tenido una química muy palpable
desde mediados de la primera temporada. Aunque en los primeros
episodios parecía que nos meterían su relación por las orejas,
pronto dejaron de forzarlo y fue entonces cuando, gracias al trabajo
de los actores, empezó a notarse la tensión. Personalmente creo que
como comedia romántica New
Girl
lo hace muy bien logrando que un tira y afloja de manual como es este
no nos suene a viejo. Es más, consigue implicarnos. Nick y Jess han
sacado mi lado más shipper
(no siendo yo muy de shippear)
y “Quick Hardening Caulk”, en el que vemos a Jess salida perdida,
es impagable.
*Por mucho que me gusten Nick y Jess, tampoco voy a mentir y a no reconocer que uno de los fallos de la temporada (aparte de esa trama absurda del matrimonio concertado de Cece) ha sido alargar demasiado el tira y afloja entre estos dos en la recta final. En “First Date”, un capítulo que salva Winston por los pelos, la cosa empezó a dar síntomas de agotamiento. Está claro que si sólo tienes cuatro personajes no puedes agruparlos siempre de la misma manera (Nick/Jess por un lado y Winston/Schmidt por otro). Por suerte el final de temporada promete un poco de relax en lo referente a estos dos.
5)
El factor antidepresivo:
No
definiría New
Girl como
un 'lugar feliz'. No al menos al nivel que lo son Parks
and Recreation o
Cougar
Town,
porque les haría falta un reparto más coral y unas rutinas mejor
establecidas. Sin embargo, sí hay algo que consigue es dejar muy
buen rollo en todos los episodios. No todos provocan carcajadas pero
el humor casi siempre funciona, sobre todo el físico, y no hay
bajones de calidad preocupantes. Esa estabilidad es la que la ha
convertido poco a poco en una comedia muy a tener en cuenta, pues no
todas las series aguantan una temporada de 25 episodios y los de New
Girl no
se han hecho para nada largos.
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