Con su primera temporada
ya quedó claro que lo que más le interesa a Charlie Brooker en las
historias que cuenta en Black Mirror es dejar una idea
flotando en el aire. En las seis historias que nos ha traído hasta
ahora se ha esforzado en explicarnos que, bajo su punto de vista,
estamos avanzando en una dirección equivocada. Así, casi todos sus
episodios tienen un componente repulsivo, bien sea por las formas que
emplea o por lo que relata de la naturaleza humana. Y si algo se
puede alabar de esta temporada que no tuvo la primera es la
constancia, porque a pesar de que hubo muchas voces que se quejaron
de la renovación, el nivel no ha bajado.
Si
en la primera temporada el segundo episodio suponía un bajón
importante (por lo obvio de su planteamiento y su aburrido
desarrollo) y el tercero destacaba especialmente, dejando claro que
el primero no era para tanto, en esta temporada los tres episodios
tienen algo que les hace merecer la pena. Be right back
es muy emotivo y logra una conexión con los personajes parecida a
The entire history of you;
White bear juega con
el espectador y destapa sus cartas al final lanzando dos mensajes muy
perturbadores; y, por último, The Waldo moment
realiza un análisis muy poco sutil de la actualidad política pero
más exahustivo de lo que el cine y la televisión nos tienen
acostumbrados.
A
pesar de todo, las historias de esta antología distan mucho de ser
perfectas, sobre todo porque el cierre de los episodios me ha
parecido desacertado. En el primer episodio no creo que la decisión de la protagonista sea consecuente con la
angustia que sufre antes del epílogo; el segundo adorna sus créditos
con una revisión de lo ocurrido desde otro punto de vista que es
redundante e innecesaria (sobre todo porque todo se ve venir desde
mucho antes) y que la única función que cumple es rellenar otros
diez minutos; y el tercero cierra con un futuro distópico que,
aunque lanza una última idea muy inquietante, se antoja
anticlimático al compararlo con el resto.
De
todas formas, y como ya he comentado más arriba, lo importante en
Black Mirror es el
fondo y no las formas, así que sus episodios pueden valorarse muy
positivamente pese a que el final de los mismos no sea perfecto.
Suelo estar muy de acuerdo con lo que Charlie Brooker me cuenta, y
este año especialmente con el mensaje principal de White bear, del que Cristina Garde
habló muy bien hace unas semanas en su blog, así que por mí parte
recibiré con los brazos abiertos otra tanda de antologías.
Por
cierto, el fin de semana pasado en Twitter hubo una especie de
“discusión” sobre cómo ordenaríamos los episodios de Black
Mirror en base a nuestras
preferencias. Personalmente, mi lista quedaría así, aunque todos me han gustado mucho:
The entire history of you (1.03) > White bear (2.02) > Be right back (2.01) > 15 millions of merits (1.02) >
The Waldo moment (2.03)
> The national anthem (1.01)
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