Nota: En esta entrada hablo (sin grandes spoilers) del tercer episodio de Black Mirror. Los episodios de esta miniserie se pueden ver de manera independiente, aunque los tres son muy recomendables.
La serie británica Black Mirror,
que se emitió anoche (del tirón) en España por Cuatro, fue alabada
de manera unánime por los críticos televisivos debido a su fuerte
crítica social y su agorero punto de vista con respecto a las nuevas
tecnologías. El guionista Charlie Brooker consiguió, en el primer
episodio (Nathional Anthem),
dibujar un sonrojante espejo en el que los espectadores pudiesen
mirarse, y en el segundo (15 millions of merits),
recrear un futuro distópico, agobiante, terrorífico y por desgracia
nada descabellado. Pero anoche, en su emisión en televisión,
aproveché sobre todo para volver a ver el que sin duda es mi
episodio favorito de los tres, The entire history of you.
Y visto ya por tercera vez, sigue suscitando en mí tantas
sensaciones que no me he resistido a hablar por aquí de lo genial
que es.
En un
futuro no demasiado lejano, los humanos han inventado un dispositivo,
el “grano”, que se incrusta en nuestra cabeza y graba todas
nuestras vivencias para que podamos rebobinar lo almacenado siempre
que queramos revivir un momento concreto o compartir una experiencia
con alguien. Aparentemente, las ventajas de este dispositivo son
innegables, y se implanta ya por defecto en todo el mundo desde que
nace, pero Tu historia completa,
como se ha titulado aquí, dista de navegar por la superficie a la
hora de mostrarnos este hipotético futuro. Liam, el protagonista, se
nos presenta como un tipo bastante paranoico que, tras la aparición
repentina de un ex de su mujer, comienza a sospechar que éstos
pueden seguir teniendo algo a sus espaldas.
Precisamente
me gusta tanto este episodio por la naturaleza paranoide del
protagonista. Me siento completamente identificado con él, y aunque
se nos muestra como poco menos que un perturbado, no puedo evitar la
sensación de que en su lugar actuaría exactamente de la misma
manera. De hecho, lo que no comprendo es que viviendo en ese contexto
alguien pudiera no estar obsesionado con ciertos hechos de su pasado.
¿Cuántas
veces nos hemos descubierto a nosotros mismos repasando una
conversación horas desués de que ésta ocurra? Nos hemos
replanteado lo dicho, desearíamos no haber hablado de cierta manera
y exageramos o minimizamos las reacciones e intervenciones de nuestro
interlocutor según la impresión que queramos causar en él y la que
creemos haber causado: momentos incómodos en los que nos gustaría
que la tierra nos tragara, situaciones públicas en las que hemos
hecho el ridículo o conversaciones en las que podríamos haber
respondido más ágilmente... Con el grano que nos presenta Black
Mirror, podríamos revivir esos
momentos una y otra vez sin distorsión posible. Frases que duelen
como un cuchillo repitiéndose indefinidamente en nuestra mente
mientras no somos capaces de dejar de torturarnos con ellas. Sin el
valor suficiente para borrarlas.
The entire story of you
parece mostrarnos lo que ocurriría de ser perfecta nuestra memoria,
pero para no faltar a la tónica habitual de la serie, es
esencialmente una crítica a la tecnología. No tanto en hasta qué
punto estamos dispuestos a dejar que ésta invada nuestras vidas
(como ocurre en el segundo), sino hasta qué punto la ha invadido ya.
Si bien no disponemos de un “grano” en nuestra retina que permita
grabar todo lo ocurrido, sí que mantenemos conversaciones a través
de redes sociales, móviles y chats, utilizando mensajes escritos que
quedan archivados y releemos una y otra vez. Compartimos fotos y nos
lamentamos al día siguiente del aspecto que teníamos o del patético espectáculo que dimos en aquella situación, mientras quien
quiera puede echar mano de nuestro perfil para recrear estos instantes.
Como
además el episodio no se limita a la crítica sino que cuenta en
apenas 45 minutos una historia tan humana que resulta dolorosa (el montaje final es magnífico y los actores hacen un grandísimo trabajo), sigue impactando por más veces que se vea (cosa que no ocurre, por ejemplo, con el primero). Ahora que sabemos que Black
Mirror no es una miniserie y que
tendrá segunda temporada, esperemos que las nuevas
historias que presente rayen a un nivel tan alto como esta.
P.D.: Aunque la forma de emitirla de Cuatro (los tres episodios en una sola noche) me parece mal como a mucha gente, sí que me parece razonable que hayan invertido el orden original en el que se emitieron en Reino Unido. El segundo episodio es más largo (y pesado) que el tercero, y poca gente habría aguantado hasta el final para verlo. Vamos, que se habrían perdido esta pequeña genialidad.
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