Una vez acabada la
genial The Closer, Kyra Sedgwick se iba al paro
(voluntariamente) y le cedía el testigo a su marido, Kevin Bacon,
para que pudiera trabajar en televisión. Fruto de este relevo es The Following, la nueva serie de Fox para esta midseason que narra el
duelo entre un ex agente del FBI, Ryan Hardy, y Joe Carroll, un
asesino en serie obsesionado con la literatura de Edgar Allan Poe que
durante su tiempo en prisión logró a través de internet crear una
red de seguidores dispuestos a hacer lo que sea para complacerle. El
objetivo de Hardy es eliminar a los miembros de esta secta de
psicópatas, que andan sueltos por ahí cometiendo crímenes bajo las
órdenes de Carroll, y que desde el primer momento le llevan amplia
ventaja.
De hecho, si algo
caracteriza a The Following desde el piloto es la ineptitud de
los miembros del FBI. Eso y los sustos de manual. Williamson, que
aparte de ser el responsable de dramas adolescentes televisivos como
Dawson Crece y The Secret Circle es el creador de la
saga Scream, no escatima en subidas repentinas de volumen y
golpes de efecto para sobresaltar al espectador, algo poco habitual
en el medio televisivo y que en cierto modo es refrescante. Sin
embargo, quienes esperábamos que The Following fuera una
serie adulta (la Awake o The Chicago Code de este año)
estábamos muy equivocados, porque el vehículo de lucimiento de
Bacon no pasa de ser un entretenimiento de primera, con cliffhangers
muy efectivos y un buen ritmo.
Esto no sería un
problema si la serie no tuviese más pretensiones, pero por lo visto
quiere hacer un retrato de la psique de estos asesinos que la mayoría
de veces se queda a medias. En palabras de los propios psicópatas,
matan “porque pueden” y porque al perder la vida la víctima “la
suya cobra sentido”, justificaciones muy pobres que demuestran que
la serie no inventa ni aporta demasiado. Además, los guionistas no
son propensos a cuidar los detalles, y los personajes actúan con
astucia o torpeza al servicio de la trama y los giros de guión, se
espían a través de las puertas sin ningún tipo de disimulo o
cambian de opinión sin motivos aparentes.
Pero hay que
reconocer que cuando quiere The Following puede llegar a ser
muy perturbadora. El cuarto episodio, el mejor de los cinco que
llevamos, logró dejarme muy mal cuerpo ayudándose de un marcapasos
y unos imanes. Además, el trío de psicópatas que tienen
secuestrado al hijo de Carroll y que intentan pasarlo al lado oscuro
(la escena en la que le incitan a matar animales también es bastante
buena) han establecido una relación muy peculiar que siempre acaba
siendo lo mejor del episodio. La persecución policíaca, por el
contrario, flaquea, pues las sorpresas del episodio muchas veces se
ven venir a la legua, el personaje principal es un tópico andante (James Purefoy le da mil vueltas a Bacon) y
los secundarios son más bien planos.
Todo esto no es un
obstáculo para que The Following sea endiabladamente
entretenida y los cuarenta minutos del episodio se pasen volando, que
al fin y al cabo es lo que cuenta. Poco a poco la ficción va
cogiendo cuerpo y abandonando el esquema procedimental fallido de los
primeros capítulos, pero de momento no se puede pasar por alto lo
mediocre y convencional que es en el fondo.
2 comentarios:
Estoy muy de acuerdo contigo en casi todo excepto en que a mi ni me llega a convencer ni entretener lo suficiente como para seguir con ella, de momento la dejo aparcada despues de haber visto los 3 primeros capitulos.
Es que hay muy poco salvable en la serie. Pero, como digo, con todos sus fallos a mí me tiene bastante enganchado.
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