martes, 31 de julio de 2012

Put on the red light!


Por más que los directivos de la NBC hayan asegurado que vamos a seguir teniendo nuestra Community de siempre, lo cierto es que las declaraciones que hicieron hace unos días de que pretenden que sea “más comercial”, y que hayan puesto a Whitney y Up All Night como ejemplos del camino que van a seguir de ahora en adelante nos hace intuir que, por más que vayan a intentar mantener la dinámica de grupo y la esencia de los personajes, la serie de Dan Harmon, al que se quitaron de en medio de manera muy poco ortodoxa, no va a volver a ser la misma cuando regrese en otoño con su cuarta temporada. Dicen los directivos de la cadena que las series de su famosa noche de comedias de los jueves (donde se emitieron en su momento Frasier, Friends, Seinfield, Will & Grace y últimamente 30 Rock, The Office, Parks and Recreation y la propia Community) vienen de un tiempo a esta parte ofreciendo unos datos más bien discretos y se han convertido en ficciones muy minoritarias.

Estas afirmaciones (y la debacle de la NBC en general) son bastante tristes: si hace unos años Frasier, Urgencias y El Ala Oeste de la Casa Blanca se emitían en abierto y triunfaban, ¿por qué ahora les cuesta que cosas como Kings, Awake y Community encuentren su público? Parece que todo intento de ofrecer un producto inteligente fuera del cable acaba frustrado (The Good Wife ha sobrevivido en la CBS gracias a la atención de los críticos y los Emmy y Fringe ha hecho lo propio en Fox debido al fenómeno fan y a que los directivos de la cadena la adoran).

Ahora bien, esta decisión de la NBC, que seguramente implique no volver a ver episodios animados, en 8 bits, rodados en formato documental, parodiando Ley y Orden o jugando con las realidades paralelas en Community, me parece uno de los palos de ciego más desacertados que ha dado la cadena del pavo en el último lustro (y han sido muchos). Que su noche de comedias sea bastante minoritaria no quita que sea la más vista de la cadena: The Office aún retiene cierto público, Parks and Recreation marca junto a ésta los demográficos menos vergonzantes de todas sus series y Community, que tiene que hacer frente a American Idol y The Big Bang Theory, ha demostrado con una competencia más débil que puede marcar buenos datos (y ha aguantado bien en primavera).

Ahora, el grupo de estudio de Greendale se muda a los viernes, una noche mucho más floja en cuanto a competencia se refiere, y en la que pueden atraer con más facilidad a su nicho de audiencia. Si la serie pierde sus episodios más originales, experimentales e inspirados, que son además los que atraen a este público, corre el riesgo de convertirse en una comedia del montón, pues los episodios “corrientes” de la sitcom no son, salvo honrosas excepciones como el bottle episode en el que se pierde el boli de Annie, tan memorables como aquellos más frikis ('Pillows and Blankets', 'Remedial Chaos Theory' o 'Digital Estate Planning' son obras maestras). Al final, el público más fiel a Community se irá bajando del carro, y en viernes y con la fama que le precede, serán pocos los que se atrevan a darle una oportunidad: en resumen, que a nivel de audiencias está prácticamente condenada.

Supongo que a la NBC le de exactamente igual y quiere quitársela ya de encima (sobre todo ahora que ya ha firmado su contrato de sindicación), pero si ha hecho este último encargo para llegar a la cifra de los 84 episodios y finiquitarla, ¿qué más le daba que siguiese siendo tal y como ha sido hasta ahora? Tengo miedo de que Community se convierta en otra The Big Bang Theory, una sitcom normalita con alguna referencia friki de vez en cuando. Para eso, mejor que hubiese acabado ya.

P.D.: Esta entrada venía a ser una alabanza a Community. Después de haberme visto las dos temporadas que tenía pendientes (sólo había visto la primera), me sigue pareciendo irregular, pero tiene episodios que hacen que me quite el sombrero (y además son muchos así por temporada). Por eso, no es la mejor del momento (Parks and Recreation), no es mi favorita (Cougar Town), pero sí es una de las que más elogios merecen. Pocas se atreven a hacer lo que hace ésta, aunque no siempre les salga bien.

lunes, 30 de julio de 2012

Disfrutando los sesenta


Una de las principales ventajas del verano para cualquier seriéfilo es que disminuye el número de series en emisión y además se dispone de más tiempo libre, lo que permite ponerse al día con series que no tuvimos tiempo de ver en “temporada alta”. Sin embargo, hay series que dan incluso más pereza con el calor estival, así que la ventaja de estar, además, sin conexión a Internet, es que si sólo tienes descargados episodios de Mad Men con sus correspondientes subtítulos, en los ratos muertos no te queda otra que ver Mad Men. Y eso es lo que he hecho esta última semana, descubriendo que la acalamadísima obra de Matthew Weiner me encanta y ya no es la serie cuyas dos primeras temporadas vi casi por obligación. ¿Que por qué me gusta tanto? Por varios motivos:

La publicidad: Es verdad que a mí el mundillo de la publicidad me interesa bastante, pero creo que no hay que ser un gran fan del tema para que las discusiones de Don con su equipo de trabajo resulten curiosas. Ver cómo se idean eslóganes, cómo se sacan conclusiones de los grupos de discusión, etc. es muy interesante, sobre todo en una época en la que la publicidad era mucho menos sutil e influir en la conducta de los consumidores parecía mucho más fácil.

El matrimonio Draper: Uno de los pilares fundamentales a lo largo de las tres primeras temporadas es la relación entre Don Draper y su mujer, Betty. Tan imperfectos, tan egoístas, que casi parece que estén hechos el uno para el otro (aunque si me preguntáis, Betty me merece más respeto que Don). El caso es que esa sucesión de infidelidades, rencores, recelos, discusiones y momentos felices resulta fascinante y perturbadora a la vez, y es uno de los motivos que me movieron a seguir con Mad Men en un principio.

La deriva de Pete Campbell: No creo que la intención de Matthew Weiner haya sido nunca que Pete Campbell nos caiga bien: desde el principio era un trepa despreciable y vendería a su propia madre con tal de escalar profesionalmente. Además, serle infiel a Alison Brie debería estar penado por ley. Pero lo cierto es que tiene motivos para ser así: el pobre es un desgraciado al que nunca le sale nada bien y, de pronto, uno se da cuenta de que es uno de sus personajes favoritos y de que quiere que le vayan bien las cosas por una vez.

El humor: Que una serie dramática con las aspiraciones de Mad Men se atreva a introducir humor en sus episodios es un punto muy a favor: no sólo no te esperas los toques cómicos (por lo que te hacen reír más), sino que da una mayor sensación de naturalidad (el último episodio de The Good Wife fue tan grande precisamente por eso). Es cierto que en las primeras temporadas había algún punto cómico más sutil, pero ver a Peggy subida a la mesa de su despacho para ver qué hace Don en el de al lado o ver cómo preparan una campaña falsa para despistar a los competidores ha resultado ser desternillante. A todo esto hay que sumarle los one liners de Roger Sterling y la incorporación de Jared Harris al reparto en la tercera temporada (las peculiaridades de Lane Pryce también son geniales).

El retrato de la época: Y toca ponerse gafapasta y obvio, pero hay que reconocer que Mad Men refleja muy bien cómo era la vida en los años sesenta, una época en la que todo el mundo aparentaba ser feliz, pero escondía una profunda depresión tras su vida de postal. No hay personajes felices en Mad Men (y si los hay no les dura mucho), sino que unos están más acostumbrados que otros a las injusticias que sufren (y todo resulta mucho más fácil si eres hombre, blanco y heterosexual, claro). Lo más interesante, por cierto, es que es un sentimiento no exclusivo de la época, sino más bien universal.

No estoy diciendo que Mad Men sea perfecta: a las temporadas les cuesta unos cuantos episodios arrancar, las historias siguen tomándose su tiempo para avanzar y me cuesta cada vez más soportar a Don Draper, un personaje que intentan que nos caiga simpático a pesar de sus defectos (que se pasan siempre por alto). Es un gran personaje, pero un poco de honestidad a la hora de retratarlo se agradecería. Por lo demás, empiezo a entender los cuatro Emmys consecutivos que se ha llevado Mad Men y, contra todo pronóstico, estoy enganchado y me lo paso muy bien con ella.

jueves, 19 de julio de 2012

Británica obsesión


Al final, los Emmy nos han sorprendido y mucho. Aunque sí que nos esperábamos que Downton Abbey rascara alguna candidatura (a mejor drama era bastante probable y yo esperaba que Michelle Dockery optara al premio a mejor actriz), lo que no podíamos imaginar es que el fenómeno social que ha sido el drama de Julian Fellowes en Estados Unidos se tradujera en nada menos que 16 nominaciones: medio reparto -incluso Hugh Bonneville, por random que sea su personaje-, mejor drama, dirección, guión, dirección artística, casting, vestuario, fotografía, peluquería, banda sonora y mezcla de sonido. En resumen, que los académicos están enamorados de Downton Abbey.

Y puede ser criticable –si lo pensamos fríamente, Downton Abbey es un culebrón de época cuya segunda temporada ha pecado de ser demasiado complaciente con el espectador y de jugar con el tiempo a su antojo–, pero también es comprensible: la serie de Julian Fellowes no solo tiene una producción impresionante, sino que es adictiva, tiene unos personajes con bastantes grises interpretados por unos actores muy competentes y te traslada sin problemas a la época en que se desarrolla. Como reconocen los medios ingleses (que son quienes más la critican), Downton Abbey tendrá sus fallos, pero es una serie de calidad.

Eso sí, aunque Downton Abbey me gusta, no negaré que tal abuso me ha puesto de mal humor, sobre todo porque su irrupción en las candidaturas ha dejado a The Good Wife en fuera de juego, y, como dije el otro día, en su situación no puede permitirse que los Emmy la ignoren de semejante manera. Al final, Boardwalk Empire se ha mantenido firme en su posición y la serie del matrimonio King ha tenido que conformarse con nominaciones interpretativas, aunque Josh Charles y Alan Cumming también se han caído. Por otro lado, la llegada de Downton Abbey es especialmente interesante porque casi podemos decir que ha dejado sin posibilidades a Homeland, la que teníamos hasta ahora por gran favorita para desbancar a Mad Men.

Visto lo visto, puede ser que el amor que sienten los académicos por la serie británica lleve a Downton Abbey a lo más alto, o bien que la división del voto entre ésta y –la buena aunque sobrevalorada– Homeland haga que Mad Men revalide el título por quinto año consecutivo.

En comedia, las sorpresas agradables han venido de la mano de Community (los académicos se han acordado de destacar el brillante episodio 'Remedial Chaos Theory') y de Girls. Lena Dunham ha conseguido candidaturas a mejor actriz, mejor dirección y mejor guión, y su serie está entre las nominadas a mejor comedia, todo un éxito para la que muchos llaman ya “la nueva Tina Fey”. Aun así, la gran favorita sigue siendo Modern Family, y yo me alegro porque sigue siendo una excelente comedia y Julie Bowen y Ty Burrell merecen todos los premios habidos y por haber (cuantos más, mejor).

¿La parte negativa? Que se han olvidado de la que en mi opinión es la mejor comedia actual: Parks & Recreation. Amy Poehler puede ser elegida mejor actriz y su guión por el episodio 'The Debate' también puede ser premiado, pero la serie no ha corrido la misma suerte y ha visto cómo Veep le quitaba el puesto.

P.D.: No me quejo de las nominaciones a The Big Bang Theory porque aunque hay comedias mejores me sigue gustando y creo que Mayim Bialik merecía un reconocimiento. También es inútil pedir que le hagan caso a Cougar Town y a Community –que ha conseguido una nominación de milagro–, así como a los intérpretes de Fringe: ya sabemos que no pasará. Sin embargo, lo de The Good Wife y Parks & Recreation sí que ha sido un jarro de agua fría.

A la caza del Emmy

Faltan apenas un par de horas para que se anuncien los nominados a los Emmy, y como éstos son los premios favoritos del que escribe (junto a los Oscars) y además especular, pronosticar y adivinar son un pasatiempo válido como cualquier otro para una mañana de verano, aquí van mis predicciones sobre los nombres que se pronunciarán después de comer (hora española).

Antes de nada, decir que son predicciones, y que en ningún caso están todos los actores que creo que deberían entrar (Robert Carlyle, Marcia Cross, Hugh Laurie, Anna Torv, John Noble, Alison Brie) o comedias como Cougar Town o Community, que me parecen de lo mejor del panorama actual y que no tendrán cabida en las nominaciones. Aun así, me niego a creer que Jon Cryer o Mariska Hargitay seguirán por ahí haciendo ruido, y poner a Timothy Olyphant y a Emmy Rossum ha salido más del corazón que de la cabeza. Pero bueno, como el tema da de sí, no dudéis que mañana publicaré por aquí una entrada comentando las nominaciones y quejándome de las injusticias.

Nota: Quiniela actualizada y corregida con las nominaciones reales.

Mejor Drama:
  • Mad Men
  • Breaking Bad
  • Homeland
  • Downton Abbey
  • Game of Thrones
  • The Good Wife Boardwalk Empire

Mejor Actor (Drama):
  • Jon Hamm (Mad Men)
  • Bryan Cranston (Breaking Bad)
  • Damian Lewis (Homeland)
  • Timothy Olyphant (Justified) Hugh Bonneville (Downton Abbey)
  • Kelsey Grammer (Boss) Michael C. Hall (Dexter)
  • Steve Buscemi (Boardwalk Empire)

Mejor Actriz (Drama):
  • Julianna Margulies (The Good Wife)
  • Claire Danes (Homeland)
  • Kyra Sedgwick (The Closer) Glenn Close (Damages)
  • Elisabeth Moss (Mad Men)
  • Michelle Dockery (Downton Abbey)
  • Emmy Rossum (Shameless) Kathy Bates (Harry's Law)

Mejor Secundario (Drama):
  • Aaron Paul (Breaking Bad)
  • Giancarlo Esposito (Breaking Bad)
  • Peter Dinklage (Game of Thrones)
  • John Slattery (Mad Men) Jared Harris (Mad Men)
  • Alan Cumming (The Good Wife) Jim Carter (Downton Abbey)
  • Walton Goggins (Justified) Brendan Coyle (Downton Abbey)

Mejor Secundaria (Drama):
  • Maggie Smith (Downton Abbey)
  • Christine Baranski (The Good Wife)
  • Archie Panjabi (The Good Wife)
  • Christina Hendricks (Mad Men)
  • Anna Gunn (Breaking Bad)
  • Kelly MacDonald (Boardwalk Empire) Joanne Froggatt (Downton Abbey)

Mejor Comedia:
  • 30 Rock
  • Modern Family
  • Parks & Recreation Curb Your Enthusiasm
  • New Girl Veep
  • The Big Bang Theory
  • Girls

Mejor Actor (Comedia):
  • Johnny Galecki (The Big Bang Theory) Larry David (Curb Your Enthusiasm)
  • Jim Parsons (The Big Bang Theory)
  • Alec Baldwin (30 Rock)
  • Louie C.K. (Louie)
  • Don Cheadle (House of Lies)
  • Joel McHale (Community) Jon Cryer (Two and a Half Men)

Mejor Actriz (Comedia):
  • Tina Fey (30 Rock)
  • Edie Falco (Nurse Jackie)
  • Zooey Deschanel (New Girl)
  • Lena Dunham (Girls)
  • Laura Dern (Enlightened) Julia Louis-Dreyfus (Veep)
  • Amy Poehler (Parks & Recreation)
    Melissa McCarthy (Mike & Molly)

Mejor Secundario (Comedia):
  • Ty Burrell (Modern Family)
  • Eric Stonestreet (Modern Family)
  • Ed O'Neill (Modern Family)
  • Nick Offerman (Parks & Recreation) Jesse Tyler Ferguson (Modern Family)
  • Neil Patrick Harris (How I Met Your Mother) Max Greenfield (New Girl)
  • Rob Lowe (Parks & Recreation) Bill Hader (Saturday Night Live)

Mejor Secundaria (Comedia):
  • Kristen Wiig (Saturday Night Live)
  • Kathryn Joosten (Desperate Housewives)
  • Sofia Vergara (Modern Family)
  • Julie Bowen (Modern Family)
  • Jane Krakowski (30 Rock) Merritt Wever (Nurse Jackie)
  • Maya Rudolph (Up All Night) Mayim Bialik (The Big Bang Theory)

martes, 17 de julio de 2012

For your Emmy consideration


Pasado mañana, Kerry Washington (Scandal) y Nick Offerman (Parks and Recreation) anunciarán las nominaciones a los Emmy, los premios más importantes de la televisión. Mucho se ha especulado durante estos meses sobre qué series tendrán su hueco en las diferentes categorías, ya que casi es más divertido intentar adivinar qué sorpresas incluirán los académicos entre las candidatas que esperar a que luego gane tu favorita.

Mientras llega el día, uno puede ser más o menos realista y dejarse llevar más o menos por sus ilusiones. No es descabellado esperar que Homeland, para muchos el mejor estreno del año, tenga una fuerte presencia e incluso que gane, pero a estas alturas ya debemos aceptar que Community o John Noble no recibirán el reconocimiento que merecen por parte de los académicos. Tampoco parece que Emmy Rossum o Justified vayan a colarse en sus respectivas categorías a pesar de que los críticos las reivindiquen con fuerza, y otra que ha dejado de hacer ruido últimamente es Downton Abbey, que este año abandona la categoría de miniserie para competir con los mejores dramas y no parece que tenga demasiadas opciones. En definitiva: ya estamos mentalizados para observar otro monopolio de HBO y AMC (y no entro en si esto es más o menos justo).

Pero bueno, de lo que voy a hablar en esta entrada sobre todo es de The Good Wife. Pocas veces escribo sobre ella porque considero que no sé hacerle justicia a este entramado de personajes con tal dominio del subtexto, pero creo que es una de las mejores series de la actualidad y es sin duda mi favorita. Aunque la tercera temporada no ha sido tan descomunal como la segunda, también ha sido bastante genial y, por tanto, creo que sólo esto ya es motivo de sobra para que la colmen de nominaciones y le caiga algún que otro premio (a Alan Cumming, a Christine Baranski). Pero lo cierto es que me importarían más bien poco los premios si no fuera porque The Good Wife depende de ellos más que ninguna otra serie. Se emite en abierto, en la CBS, y sus audiencias no son malas pero sí de las más bajas del canal, que la sigue renovando por el prestigio que le aporta. Así que, cuantos más Emmys reciba, más posibilidades tendrá Alicia Florrick de ver una quinta temporada.

No negaré que hay muchas otras series de cadenas en abierto que me gustan, pero también es cierto que de momento no necesitan el respaldo de los premios para seguir adelante. Sin saber cómo, Fringe ya tiene asegurada su quinta y última temporada; New Girl ha sido todo un éxito (y Zooey Deschanel y Max Greenfield probablemente estén nominados), igual que Once Upon a Time y Revenge, así que a no ser que decaigan el año que viene su futuro no nos debe preocupar. Sí que puedo pensar que Robert Carlyle y Madeleine Stowe merecen un reconocimiento, pero si no lo tienen, poco importa a efectos prácticos, pues los fans valoramos su trabajo semanalmente y la serie va a continuar emitiéndose.

Así que, señores de los Emmy, tengan compasión del bufete Lockhart & Gardner, y si les gusta tanto parece, voten a The Good Wife para que podamos seguir disfrutado de ella todo el tiempo que sea posible. El matrimonio King ya nos ha dado motivos de sobra para confiar en ellos, los actores rinden siempre al 200% y cada estrella invitada que aparece (y son muchas) da lo mejor de sí. Larga vida, por tanto, a uno de los mejores dramas legales que ha conocido la televisión, y a un reflejo de la política norteamericana mucho más fiel y menos idealista, si se me permite decirlo, del que hizo Aaron Sorkin con El Ala Oeste. Sabemos que cada domingo, en cuanto terminan de ver Once Upon a Time, mandan a los niños a la cama y sintonizan la CBS. Yo también lo haría.

martes, 10 de julio de 2012

La otra historia de Spiderman


Entre la gran marea de reboots cinematográficos prácticamente innecesarios que arrasa Hollywood últimamente, se estrenó la semana pasada The Amazing Spiderman, la visión del director Marc Webb (500 días juntos) de la popular historia del hombre araña. Y vale que las comparaciones son odiosas, pero como la situación lo pone en bandeja, que la primera saga de Spiderman acabó en 2007, intentaré comparar esta nueva adaptación con la primera película de Sam Raimi, que es una de mis películas de superhéroes favoritas. Pero vayamos por partes.

Acción: Decían que Marc Webb se iba a centrar en la parte más emocional de Spiderman y que la acción iba a quedar en segundo plano, pero en mi opinión la película no solo cuenta con una gran dosis de acción, sino que encima ésta está muy bien realizada. Webb se confirma como un gran director con su segunda película, que está francamente bien rodada. Mucho mejor que la de Raimi en este aspecto, sin duda.

Épica: El último tramo de The Amazing Spiderman es puro desenfreno que no da tregua al espectador. Quizá la épica queda un poco impostada, pero cuela: la última hora de la película de Webb es tremendamente emocionante, lo que no quita que también lo fuese la de 2002 dentro de sus limitaciones. En resumen: minipunto para The Amazing Spiderman.

Tono: El reboot de la saga hace una apuesta importante por el humor. Los diálogos son más rápidos, más sarcásticos, y también más forzados (en mi opinión). La Spiderman de Sam Raimi era menos hilarante, pero conseguía un tono simpático con menos esfuerzo y resultaba más natural, así que en este sentido, me quedo con la versión de Tobey Maguire.

Banda Sonora: La música compuesta para The Amazing Spiderman por James Hormer no está nada mal, pero no se puede comparar con la personalidad de la banda sonora que hizo Danny Elfman para Spiderman I.

Historia: Los orígenes de Peter Parker, su relación con sus padres o por qué le dejaron con sus tíos son algunos de los temas que se tratan en la nueva película, que tiene una historia mucho más compacta que la primera y consigue darle más matices al personaje principal. Es éste el aspecto en el que más sobresale esta versión por encima de la primera.

Relación amorosa: Emma Stone y Andrew Garfield tienen una gran química, y se nota: traspasa la pantalla. Sin embargo, la relación entre Peter Parker y Gwen Stacy es demasiado complaciente y carece de la épica que sí tienen Parker y Mary Jane.

Peter Parker: Andrew Garfield es un gran actor, y por eso me da rabia decir que me convence menos que Tobey Maguire para el papel. No me lo creo como loser, y buena parte de la culpa la tiene también el guión. Este Peter Parker pronto se encuentra agusto en su papel de héroe y se le nota en los comentarios sarcásticos y la autosuficiencia. Tobey transmitía mejor la sensación de que la situación le superaba.

Efectos especiales: Diez años han pasado, y en materia de efectos visuales, es una eternidad. Si la fotografía de The Amazing Spiderman ya es mejor que la del film de Raimi, los efectos especiales son prácticamente impecables. Entras en el universo de Webb en un instante y es una delicia visual.

En definitiva, aunque The Amazing Spiderman es mejor en varios aspectos, no me gusta más que Spiderman I. Tiene puntos fuertes que conviene resaltar, pero con tan poco margen de tiempo queda muy claro que es un reboot completamente innecesario. Aun así, la película es lo suficientemente buena como para que merezca la pena verla, sobre todo si no se ha visto la original.

lunes, 9 de julio de 2012

Los 40.000 euros de Paco León


Hacer historia en el cine español” o “marcar un antes y un después en la industria española”, que son algunas de las cosas que se han dicho de Paco León a lo largo del día de hoy (hasta él mismo, pero refiriéndose a su madre), es un poco triste si se hace con Carmina o Revienta. La película del actor de Aída, que la ha escrito y dirigido, arrasó en el festival de cine de Málaga con premios del jurado, de público y con el reconocimiento a Carmina Barrios como mejor actriz. Este éxito fue seguramente lo que animó a León a probar la distribución simultánea en Internet, DVD y plataformas online de su película, que ha sido un relativo éxito.

Y puedo entender la buena acogida del público en Málaga: la película es costumbrismo español en estado puro, y casi diría que un retrato realista de cierto sector de la población con unas cuantas escenas que de verdad consiguen hacer reír. Pero desde luego, no comprendo el gran éxito que tuvo entre el jurado, porque Carmina o Revienta también es una cinta muy mediocre, que carece de un hilo conductor fuerte (supuestamente el robo de los jamones) y que tiene un montón de escenas prácticamente inconexas que no aportan demasiado a la trama. Rodada a modo de falso documental (un género que ya no es original por más que nos digan que la película es una mezcla de realidad y ficción), la película se queda en un experimento curioso.

He llegado a oír que Carmina Barrios está inmensa y que eclipsa a su hija María León. En mi opinión, nada más lejos de la realidad: mientras que María León está bastante convincente como poligonera que ha tomado muy malas decisiones en la vida, el trabajo de Carmina no me parece demasiado loable. Obviamente, interpretarse a uno mismo sí que requiere cierto esfuerzo, al contrario de lo que muchos aseguran, porque es difícil actuar con naturalidad con una cámara delante, pero la “actriz” se traba, se le notan los nervios y en ciertos momentos es obvio que se olvida el guión y tiene que hacer grandes esfuerzos para recordarlo. Aun así, no negaré que Barrios tiene carisma y efectivamente es fácil creérsela en su papel.

Carmina o Revienta no es insultantemente mala, pero tampoco me parece destacable y estoy seguro de que dentro de un par de años todos nos habremos olvidado de ella. Y, si la recordaremos, básicamente será por el honor de ser la primera película que se estrena en nuestro país en DVD y online al mismo tiempo que se distribuye en las salas. Que haya funcionado bien en su primer fin de semana, por otro lado, no creo que pruebe demasiado: la película le ha costado a Paco León 40.000 euros, un presupuesto reducidísimo que además ha salido casi íntegramente de su bolsillo. No era demasiado el riesgo y, efectivamente, la película ha cubierto el presupuesto.

Ahora bien, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que Carmina o Revienta es de algún modo un acontecimiento cinematográfico (más por la forma en que se estrena que por la película en sí), y el sector más cinéfilo del público no se lo ha querido perder (la han visto 62.000 personas este fin de semana, tampoco sobredimensionemos las cifras). Hay que entender también que, por respeto a la iniciativa, son muchos los que se han gastado dos euros en verla y no se la han descargado ilegalmente y con buena calidad, que es lo que podremos hacer todos de normalizarse este modelo. De alguna manera, Carmina o Revienta no tenía competencia.

Por tanto, y aunque es muy loable la iniciativa y ha funcionado bien, los datos suscitan muchas preguntas: ¿Una película con más tirón también habría tenido muchas más reproducciones por los canales legales sin que su público en las salas se resintiera? ¿Gastarse dos euros en ver una película online, que es un precio más que razonable, es algo que estén dispuestos a hacer los espectadores semana a semana con la tentación del DVDRip en ThePirateBay? Lo siento, el pesimismo forma parte de mi naturaleza.

lunes, 2 de julio de 2012

La guerra más coherente

La Guerra de Series de El País sigue en marcha, aunque no lo parezca. Tras los combates imposibles de la semana pasada (Frasier contra Juego de Tronos, Seinfield contra Perdidos...), esta semana le llega el turno de batirse en duelo a dos grandes series: House y A dos metros bajo tierra. Porque sí, ambas son grandes series, y quien lo niegue por ser una un procedimental médico de la Fox y la otra un drama familiar de la HBO, probablemente se estará dejando llevar por los prejuicios. De hecho, si lo pensamos, este enfrentamiento es probablemente el más lógico desde que arrancó esta “guerra”.

House y A dos metros bajo tierra pretenden de alguna manera lo mismo, cada una inscrita en unos códigos expresivos. Ambas hablan de la vida y la muerte, ambas tratan de personas bastante jodidas y ambas tienen un fuerte componente filosófico y existencial. Las dos son dramas a los que les gusta mucho juguetear con la comedia, y además lo hacen francamente bien porque las dos me han hecho soltar carcajadas viéndolas. Son dos series a las que el puesto no les queda grande, porque han sido brillantes en su género. Aunque, por supuesto, hay abismales diferencias entre ellas.

La serie protagonizada por el cojo cabrón del que muchos hemos sido fans durante años es mucho más discursiva. Se basa en los diálogos entre los personajes, que no dudaban en ningún momento en psicoanalizarse unos a otros, algo que a Brenda Chenowith le habría puesto de los nervios. Semana a semana nos presentaban casos médicos cuya resolución no era importante más que para el propio House, siempre obsesionado con los rompecabezas, mientras que a los espectadores lo que nos interesaba era la vida, muchas veces trágica, que los pacientes arrastraban consigo. Los secundarios de la serie también tenían sus propios problemas, aunque el centro de todo siempre ha sido el arisco doctor, que se ha resistido a cambiar con los años y que rara vez nos mostraba cómo estaba en realidad.

Como los Fisher: la familia protagonista de A dos metros bajo tierra tampoco fue dada nunca a hablar de sus emociones (si obviamos a Nate). Desde luego no se pueden comparar los problemas de los secundarios de House, salvo quizá Trece y su enfermedad, con los auténticos dramas que vivían ellos. Además, Alan Ball siempre fue un poco más sutil, aunque nunca demasiado, porque esas ensoñaciones servían para que por poco que los personajes hablaran del dolor que sentían nos sintiéramos identificados con ellos y sufriéramos lo indecible. Otro recurso habitual era que David y Nate hablaran con los muertos con los que trabajaban, que no eran en realidad más que prolongaciones de su subconsciente, algo que también le hemos visto hacer a Greg.

Sin embargo, y hablando a título personal, nunca he sufrido tanto viendo House como estoy sufriendo al ver A dos metros bajo tierra. A lo largo de estas dos primeras temporadas, más de un episodio ha conseguido dejarme completamente destrozado. Desde luego, se le pueden atribuir muchas virtudes a esta obra televisiva poética, onírica y existencial, pero su principal logro es la humanidad de cada uno de los personajes. Unos protagonistas castigados por la vida y con tendencia a tomar decisiones equivocadas que acaban dejándolos en muy mal lugar, y al espectador, que comparte sus vidas de manera brutal, completamente desolado.

Por eso, y por muy fan que sea del cojo sarcástico, no me cabe duda de quién debería ganar la lucha de hoy. Pero eso sí, House ha sido una gran serie, también muy inteligente y bien escrita (y filmada, que su fotografía era de lo mejor que se podía ver en televisión), con uno de los grandes personajes de la ficción reciente. Y eso no se debe olvidar aunque la hayan puesto a competir con un coloso como es el drama de Alan Ball.