martes, 23 de octubre de 2012

Un regreso efectista y magistral


Anoche recibimos la noticia de que Showtime había renovado Homeland por una tercera temporada. Nos alegramos porque procede, aunque realmente nadie dudaba de su continuidad después de ganar varios Emmy en septiembre. Showtime ha conseguido con ella lo que nunca logró con Dexter (de la que tocará hablar en breve porque ha vuelto muy interesante pero dubitativa), y aunque sus audiencias no son una locura, la serie lo hace bien.

Sin embargo, después de ver cómo acabó el cuarto episodio de esta segunda temporada, muchos nos preguntamos cómo van a hacer para continuar la historia. En realidad, pasa al final de casi cada capítulo porque la serie está quemando trama a toda velocidad; pero no dudo que sabrán lo que hacen porque estamos hablando de una serie de cable en la que se puede planear con tiempo el desarrollo de las tramas en una temporada y donde no recurren a los golpes de efecto y las bombas de humo para mantener enganchada a la audiencia porque sí (que no digo que todas las series de network lo hagan, conste). El caso es que, si Homeland está avanzando a un paso tan firme, es porque los guionistas tienen un plan, y probablemente implique un cambio en las reglas del juego.

(Spoilers en todo este párrafo) La tensión entre Carrie y Brody, que ha sido hasta ahora el centro de la serie, parece que se ha zanjado, o al menos ha mutado en algo distinto (si alguna vez Carrie estuvo enamorada de él, parece que lo único que queda es odio, y la rubia no ha dudado en arrestarlo); la enfermedad de Carrie, acentuada por la sensación de que sus sospechas eran paranoias, se ha calmado un poco, aunque estoy seguro de que no tardaremos en ver un nuevo brote (al fin y al cabo, la semana pasada estaba intentando suicidarse); y Brody está acabado, en principio. Habrá que ver cómo afecta su nueva situación a Jessica y el resto de su familia, y qué papel jugará en la serie de ahora en adelante, pero lo que está claro es que las cosas no pueden continuar como hasta ahora, y los puntos de no retorno en una serie siempre son muy emocionantes.

Justo eso es lo que venía a decir en esta entrada. Puede que Homeland sea demasiado efectista y borderline (o al menos más de lo que estamos acostumbrados a ver en una serie con aspiraciones trascendentales), pero es admirable cómo en sus episodios no paran de ocurrir cosas. Las interpretaciones de los actores están brillando más que el año pasado si cabe, e incluso Morena Baccarin está teniendo sus momentos de lucimiento, probando que Homeland, sobre todo, es la historia de sus protagonistas y las circunstancias que los rodean. Además, el detalle que eleva la serie -no saber quién es más despreciable, si los terroristas capitaneados por Abu Nazir o la CIA y el gobierno de los EEUU- sigue estando presente, sin diluirse entre tanta acción.

si el año pasado reconocía el buen hacer de la serie al mismo tiempo que comentaba que la recta final de la temporada no me había conseguido atrapar del todo, este año han conseguido que me implique con todos los personajes, desde la desquiciada e impotente Carrie (a la que agradezco que le estén dando un respiro entre tanta tortura psicológica) hasta un Brody muy turbio pero cuyas motivaciones entiendes en todo momento, pasando por otros secundarios como Dana, cuyas inseguridades adolescentes son ahora mismo de lo más creíble de la televisión. Si sigue así, por mí que dure siete temporadas más.

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